Wakanda Forever: una conmovedora historia sobre héroes, villanos y raíces culturales (Reseña sin spoilers)
Uno de los aspectos por el cual obligatoriamente debo empezar esta reseña es por Chadwick Boseman y el personaje del Rey T'Challa, o la encarnación de Black Panther dentro del MCU, quien apareció en las cintas Capitán América: Guerra Civil (2016), Black Panther (2018), Avengers: Infinity War (2018) y Avengers: Endgame (2019). De entrada en los primeros minutos de la cinta, se desenvuelven las interrogantes del porqué el protector de Wakanda y rey de esta avanzada nación falleció, de una manera simbólica y muy emotiva se le da un último adiós no solo al superhéroe, sino también a este talento que a través de sus películas y carrera se convirtió en un referente de la cultura afro desde la pantalla grande.
Si bien Pantera Negra como adaptación al cine desde los cómics de Jack Kirby y Stan Lee siempre fue un proyecto en veremos (donde incluso hace años Wesley Snipes estuvo interesado en hacerlo una realidad), vale la pena decir que de nuevo la responsabilidad fue muy bien otorgada a Ryan Coogler. El director de cintas como Creed dio la talla y superó con creces este reto enorme, ya que con el padecimiento de Chadwick Boseman junto con su fallecimiento en 2020 a los 43 años de edad, era evidente que los planes iniciales iban a verse modificados.
La fórmula se superó y logró crear una pieza que reluce por su carga emocional y por una historia que va más allá del género, trayendo reflexiones sobre la importancia de nuestras raíces culturales, los pueblos, las tradiciones y el medio ambiente, junto a una certera crítica al colonialismo.
Afrofuturismo y Ciber Chamanismo
La entrega inicial de este superhéroe en 2018 es un deleite visual, la cual constituyó un primer acercamiento para muchos espectadores al afrofuturismo como corriente de la ciencia ficción. Ahora bien, aquí esto se mantiene en tal esplendor e introduce otra corriente para generar un nuevo interés, ya que la película se acerca a otra corriente como lo es el Ciber Chamanismo, llamado por unos, pero también denominado por otros como un “Realismo Mágico 2.0.”, donde se habla sobre cómo la cosmovisión de los pueblos mesoamericanos se conecta con el desarrollo de tecnologías futuristas.
El primer arco se centra en la fuerza de los sentimientos y las despedidas sinceras, para luego dar paso a una trama que se desarrolla a través de la geopolítica y los conflictos internacionales, allí introducen de manera brillante, poderosa y sigilosa al personaje de Namor, el cual viene siendo el primer superhéroe acuático de la historia, creado por Bill Everett hacia 1939 y antecesor de Aquaman que apareció en 1941.
Curiosamente, la primera aparición de Arthur Curry en el cine contemporáneo se dio gracias a la interpretación de Jason Momoa, sentando un primer precedente sobre cómo sería el rey de los océanos. Sin embargo, a diferencia de lo ocurrido en la creación de los personajes desde los cómics y teniendo en cuenta la similitudes de ambos, Marvel Studios decidió hacer un giro en la tuerca de una manera sorprendente, presentando una nueva versión que respeta las bases, pero que se reinventa con un trasfondo social muy bien analizado, ya que los orígenes de este personaje se mezclan con las mitologías mesoamericanas en relación con el pueblo Maya.
El colonialismo y la explotación de recursos naturales.
El vibranium viene siendo el gran metal precioso y codiciado del Universo Cinematográfico de Marvel, el cual más allá de ser el material del escudo del Capitán América, es una fuente ilimitada de poder. Su capacidad se expuso claramente en cintas previas y viene siendo el gran recurso de la nación de Wakanda, que ellos mismos celosamente resguardan y prefieren preservar del mundo exterior, porque saben que en malas manos se puede convertir en una amenaza inminente.
Ahora bien, ¿qué ocurriría si Wakanda no fuera el único lugar donde se encuentra el vibranium? Todo el argumento comienza a tomar otra serie de connotaciones, cuando el gobierno de los Estados Unidos encuentra un yacimiento de vibranium en el fondo del mar. Sorpresivamente se van a encontrar con una civilización del océano, la cual también lo resguardan como un tesoro que hace parte de su historia, idiosincrasia y esencia.
Así se genera un desconocimiento ambiguo entre las puntas de un triángulo, ya que surgirá un conflicto entre Wakanda, las profundidades y el mundo exterior colonizado. Sin embargo, las dos partes que se sostienen en preservar sus raíces tienen una serie de fuertes dilemas, entre la manera en que los legados trascienden familias y se convierten en un tema de naciones con líderes, o dolorosamente sin líderes.
Caras nuevas, caras conocidas y otras inesperadas.
Dentro del reparto conocido en producciones anteriores, vale la pena reafirmar el poderío actoral de Angela Basset, Lupita Nyong'o, Danai Gurira y Letitia Wright, quienes reinterpretan a sus personajes, pero resaltan la importancia del feminismo afro y la lucha por proteger las costumbres y sus pueblos. No hay que dejar de lado las interpretaciones de Winston Duke, Martin Freeman y una que otra inesperada aparición, en la que de manera brillante crean conexiones con la futura película de los Thunderbolts.
La gran sorpresa de la película y el talento que se roba todos los aplausos es sin duda Ténoch Huerta, quien siendo mexicano logra compenetrar a la perfección todo el orgullo de su país con las páginas de los cómics, resignificando al rey de los océanos según ‘La Casa de las Ideas’ y manteniendo esa ambigüedad en la que Namor puede ser un héroe, puede ser antihéroe o también puede ser un villano.
Por otro lado, también hay que aplaudir a Dominique Thorne en su interpretación de Riri Williams, quien desde esta película portará el manto de Iron Heart. Sin necesidad de crear pretensiones no se le presenta como la nueva “Tony Stark”, el personaje va a lo que va y cumple con su propósito: mostrar cómo el intelecto sigue siendo una constante en estas historias, pero ahora desde la perspectiva de una joven prodigio afroamericana y de cómo vendrá una nueva versión del humano dentro de la máquina, haciendo lobby claramente de lo que serán a futuro las series de Iron Heart y Armour Wars.
El Regreso del Protector de Wakanda.
Aparte de todos estos elementos descritos, donde además hacen una nueva referencia a los mutantes, la cinta está tan bien construida que poco a poco las tensiones y el drama nos van encaminando sigilosamente a responder aquella incógnita, la cual nos ha rondado la cabeza desde hace dos años con respecto al futuro del personaje en el cine.
Shuri cumple un papel fundamental en dicho camino, ya que en ella recae todo el peso de su familia y la pérdida de su hermano, además de ser el estandarte intelectual de una nueva era de tecnología para Wakanda. Recordando que esta carga es todavía más abrumadora ante un panorama desolador, donde la fuente generacional de los poderes de Black Panther se perdió tras los acontecimientos de la primera cinta, ella contra todo pronóstico desde su labor como científica buscará desesperadamente una respuesta.
Al final hay una serie de reflexiones muy importantes marcadas desde el plano dramático, donde cómo el potencial de las naciones debe ser la clave para solventar los conflictos y cómo la venganza nunca será el sendero adecuado, como tampoco nunca lo será la guerra. El diálogo y nuestras raíces al final son lo único capaz de identificarnos como pares, simplemente como lo que somos, humanos y más que eso, seres vivos en un mismo hogar… Soltar para seguir, pasar la página para escribir un nuevo capítulo y volver a prosperar.
El veredicto…
Wakanda Forever (2022) es una película magistral, una producción que se siente gigante. Una ambiciosa apuesta que se ubica en el podio de las mejores producciones de este macro relato, siendo una creación refrescante en la que quizás podamos volver a tener un norte más claro frente a la sobresaturación del género.
Se que todo lo mencionado anteriormente puede parecer demasiado, pero en definitiva esta segunda entrega posee tantos elementos que no deja cabos sueltos por su factura inteligente y creativa. Sólo hay una escena post créditos y era evidente que por respeto a Chadwick Boseman fuera completamente emotiva, ya que el homenaje va desde el primer segundo hasta el final de la película y es para soltar una que otra lágrima.