Una película íntima sobre el legado de Pablus Gallinazo
“Y yo camino y no termino
Y yo camino y no termino
¿Seré yo así o es que el camino no tiene fin?”
Con música casi hablada, unas letras influenciadas por la poesía, los convulsos movimientos sociales de los sesenta en Colombia y también homenajes al amor, a la vida, a la risa, Gonzalo Navas Cadena, más conocido como Pablus Gallinazo, se convirtió en un icono de la música protesta en nuestro país, influenciando también a su paso a una cuna de artistas de la talla de Edson Velandia y Andrea Echeverry.
Con voces de su esposa Tita, artista, pintora y también música, sus hijos, las de productores musicales y personas influyentes en la industria de la música y hasta Carlos Vives, este largometraje proyectado en el Festival de Cine de Cartagena da cuenta de la vida de este carismático personaje entregado al arte.
Aquí por ejemplo, vemos a Andrea Echeverry comparándolo con Violeta Parra diciendo que él es un claro ejemplo de que el arte no se trata de virtuosismo o del que canta o se ve más bonito: son sus mensajes sobre la vida, la política su punto más fuerte.
También vemos a Edson Velandia decir que él es un ave rara de esas que casi no se ven y llorar mientras comparte con él, Tita y Adriana Lizcano cerca a Piedecuesta, Santander, reflexiones en torno al concepto de patria, la guerra en nuestro país, la corrupción, la tierra y tocando canciones con las que se divierten y conmueven. Además conocemos la presentación un proyecto naciente con la intención de mostrar a las nuevas generaciones el legado de Pablus con la reinterpretación de sus canciones y un videoclip con toda la esencia de Gallinazo a cargo de Andrea Echeverry y Edson Velandia. “Escribí canciones para ver si algo cambiaba, pero no ha cambiado nada”, dice Pablus en algún momento de la película.
En el marco del FICCI, su director dijo que la inspiración de hacer este trabajo llegó cuando recordó a su mamá poniendo en un cassette en su carro de “Una flor para mascar”, una de las canciones más importantes de Gallinazo y tal vez por la que más lo recordamos. “Si hacer cine en Colombia es difícil, en Bucaramanga es un milagro”, dijo también contando algunas anécdotas alrededor de la producción de la película, como la grabación del videoclip con Andrea y Edson, que ocurrió en el primer caso en el paro nacional con dos personas persiguiendola con una cámara corriendo en medio de mil personas.
Aquí entonces el consejo para quienes quieren hacer cine fue simplemente tomar la decisión y hacerlo, por ejemplo, para permitir que este tome más fuerza en las regiones, tan poco exploradas en el séptimo arte y que se salen de ciudades ya tradicionalmente narradas como Medellín, Cali, Bogotá y Santa Marta.