Takeshi Kitano: El lado más sombrío y cínico del cine japonés
Japón es un país que se vende ante el mundo como un ejemplo de orden, candidez, asepsia y buena conducta, pero entre los pliegues de esta imagen se esconde un mundo sórdido, sucio, oscuro y lleno de violencia. Ese es el mundo que explora buena parte del cine hecho por Takeshi Kitano, quien dotado de un humor negro y una crítica mirada de la vida en Japón, ha construido una carrera tan prolija e inquieta que no solo fluctua entre las historias de drama y mafia, sino que también ha incursionado en la comedia, la literatura y la escritura.
Se podría decir que Kitano es una persona que transita entre múltiples personalidades. Es un ser impredecible que logra de la misma manera crear situaciones conmovedoras, dramáticas, graciosas y hasta ridículas.
Sus inicios dentro del mundo del entretenimiento los dio como comediante. Pero antes de eso, vivió la sordidez de la vida de un paria japonés. Tras ser abandonado por su padre, alcohólico y ludópata, cuando era niño, tuvo que trabajar para ayudar a su madre a mantener a sus hermanos. Él creció en una de las zonas más pobres de Tokio, donde los héroes eran los yakuza, como se les conoce a los mafiosos japoneses, y donde entró en contacto con el bajo mundo del hampa de la ciudad, lo que influenciará casi que por completo su obra.
Después de retirarse de la carrera de ingeniería, decidió mudarse al distrito de Asakusa, donde se centra la industria de entretenimiento Tokio, para volverse comediante y logró tener como maestro a un popular cómico del lugar llamado Senzaburo Fukami. En los 70 se juntó con su amigo Nirō Kaneko y adaptó el nombre del que sería su alter ego como artista, Beat Takeshi.
El dúo de comedia Two Beat, fue un éxito en todo el país, pero la osadía y el humor incorrecto de Kitano, le causaron problemas y varias censuras. A pesar de eso, en los 80 logró convertirse en uno de los personajes más populares de la televisión nipona, con un absurdo programa llamado El castillo de Takeshi, también conocido en español como Humor Amarrillo, en el cual los participantes debían superar varias humillantes pruebas de obstáculos para conseguir un millón de yenes.
En esa misma década también empezó a incursionar en el cine como actor y su primera película exitosa fue Feliz Navidad Mister Lawrence (1983), en la que compartió set con Tom Conti, Ryuchi Sakamoto y David Bowie. Pero su época de mayor éxito fue durante los 90 cuando decidió dedicarse del todo a la dirección, actuación y edición de sus propias películas.
Pero su carrera y vida casi terminan de forma muy abrupta en 1994. Kitano cuenta que a pesar del éxito de sus producciones, no se sentía satisfecho y bebía mucho. Una noche completamente ebrio se subió a su moto y se chocó. El accidente fue tan fuerte que casi muere, su cara sufrió varias lesiones y terminó con la mitad del rostro paralizado. Después del accidente no se sabía si podría volver al cine, durante su recuperación se dedicó a la pintura y cuando estuvo mejor, no solo regresó a la pantalla grande, sino que hizo sus mejores producciones.
Como director ha dirigido 18 largometrajes y a sus 74 años está trabajando en Neck, la que se especula será su última producción. Sus películas se caracterizan por su planos lentos y sus personajes impredecibles a veces violentos, a veces muy nobles. La mafia, la corrupción, los parias, el suicidio y las sombras forman parte de este crítico universo que se antepone a la perfección nipona, para lograr retratos muy humanos de la vida en estas islas, que a la larga también es parte de la vida en este planeta.
Para empezar a explorar la enorme filmografía de Takano les tenemos seis de sus obras más aclamadas.
Violent Cop (1989)
Esta fue la ópera prima de Kitano por mera casualidad. Originalmente este largometraje iba a ser dirigido por Kinji Fukasaku, pero una enfermedad lo obligó a ceder el puesto. Kitano reescribió el guión y creó una sórdida obra protagonizada por él, en la que encarna a Azuma, un policía que constantemente abusa de la fuerza y disfruta de ejercer violentamente su poder. Pero a parte de repartir golpes por las calles, él debe cuidar a su hermana que sufre de una enfermedad psiquiátrica. Todo se pone más violento cuando el compañero de Asuma, quien era un policía corrupto, es asesinado por los yakuza, quienes además secuestran a su hermano, por lo que se embarca en una ola de violencia y sangre.
Hana-bi (1997)
Llamada en español Flores de fuego, esta película ganó el León de oro en la Bienal de Venecia y es una de las obras más emotivas del director. En este largometraje, Kitano vuelve a interpretar a un policía violento llamado Yoshitaka Nishi, que es retirado de la fuerza tras un accidente en el que uno de sus compañeros, Horibe, queda en silla de ruedas. Pobre y deprimido, Nishi debe cuidar a su esposa que sufre de una enfermedad terminal. El desespero lo lleva a pedirle dinero a sus antiguos enemigos, los yakuza, pero empieza a tener problemas con las cuotas. Mientras tanto, para combatir la depresión Horibe empieza a pintar hermosos cuadros surrealistas pero no tiene cómo comprar los materiales.
Sofocado por lo económico y atormentado por no poder ayudar a su amigo, Nishi decide robar un banco. Esto lo lleva a emprender una huida/viaje por carretera con su esposa, mientras es perseguido por sus ex compañeros policías y por los yakuza que quieren extorsionarlo.
Sonatine (1993)
Considerada película de culto en el género yakuza, esta es una especie de comedia negra en donde Kitano, encarna a Murakawa, un yakuza cansado de la vida de crimen que es enviado a acabar una guerra con dos clanes rivales. Pero la cosa se complica y Murakawa se refugia en una playa con sus hombres, donde esperará el caos. Esta es una aclamada obra sombría que consolidó a Kitano en todo el mundo del cine.
Zatōichi (2003)
En esta película Kitano da vida a Zatōichi, un personaje clásico del folclore japonés que apareció en el Siglo XIX, un masajista y espadachín ciego, que viaja por todo Japón expiando sus pecados y ayudando a la gente indefensa. En esta espectacular obra, este guerrero llega a un pueblo aislado que está controlado por un ejército yakuza que extorsiona a sus habitantes. Zatōichi entabla amistad con una granjera y su sobrino ludópata y se une a dos jóvenes geishas, que tienen un secreto y que llegaron al pueblo en busca de venganza.
Aquiles y la tortuga (2008)
Basada en una de las paradojas del filósofo griego Zenón de Elea, quien plantea que todo es una ilusión y conceptos como el tiempo y la distancia son falsos, esta es la última parte de una trilogía surrealista autobiográfica. En esta obra Kitano interpreta a Machisu, un artista que nació en una cuna de oro, pero tras la bancarrota de su padre, su vida es marcada por la muerte y el rechazo. Este personaje está obsesionado por el arte contemporáneo y la experimentación al momento de crear, pero es constantemente rechazado y humillado por los críticos de arte. Pero, al igual que el terco Aquiles que está dispuesto a perseguir la tortuga por siempre, él sigue creando con el único apoyo de su esposa. Este es un drama oscuro, cínico y muy gracioso sobre la vida, el arte y la muerte.
El Verano de Kikujiro (1999)
Esta película muestra el lado más tierno y amoroso de Kitano. En esta obra, da vida a Kikujiro, un viejo yakuza retirado que entabla amistad con Masao, un pequeño niño que vive con su abuela y que está triste y aburrido porque no encuentra nada para hacer durante sus vacaciones de verano. Ambos deciden hacer un viaje en busca de la madre de Masao, que los lleva a encontrarse con una serie de personajes extraños y a vivir todo tipo de aventuras. Esta es una mirada a la bondad, la amistad y la alienación que se vive en una sociedad que pretende a toda costa ser perfecta.