'Pirotecnia': la ópera prima de Federico Atehortúa
Federico Atehortúa Arteaga estudió dirección de cine en la Universidad del Cine en Buenos Aires, allí realizó sus primeros cortometrajes, dentro de la ficción y el documental, "Yo venía trabajando en una serie de cortometrajes en los que intentaba explorar este lenguaje, esta dramaturgia, más del ensayo, en la que el mismo proceso de creación, la misma relación que tenemos con las imágenes, se convierte en el centro narrativo".
Pirotecnia (2019) se ubica allí, difícilmente encaja dentro de algún género cinematográfico específico, pues si bien tiene mucho del ensayo fílmico, también hay en esta obra rasgos del lenguaje documental, y guiños a la ficción. Tríada que fácilmente puede también estar ligada a las tres líneas que componen sus intereses narrativos: los falsos positivos, la historia del cine hecho en Colombia y Federico, su familia y su relación con las imágenes.
"Me pareció muy interesante hacer una película en la que empezaba a explorar el cine nacional desde sus inicios, una película en la que se construye una especie de tradición del cine nacional y se dialoga con él bajo el eje de la representación de la violencia".
¿Y cómo entra Federico y su historia personal en este entramado? "Mi educación ha estado muy vinculada a la televisión" En su casa, como en la mayoría de hogares colombianos, el televisor siempre está encendido, la máquina y las imágenes que emite media la relación entras quienes integran la familia, y a éstas también se les ha relegado la educación audiovisual de todo Colombiano: "Siempre he visto mucha televisión y siento que ha sido muy improtante en cuanto a mi educación y relación con la imagen, y eso siento se lo trasladé a Pirotecnia".
Federico quería que su película transmitiera al espectador esa sensación de hacer Zapping, de tener el control del televisor en la mano y cambiar de canal reiteradamente. Por ello en Pirotecnia, si bien comenzamos con un testimonio relacionado a los falsos positivos, luego damos un salto al 10 de febrero de 1906 para pensarnos la representación que se hizo de los cuatro sujetos que intentaron asesinar al presidente de Colombia y la relación del acontecimiento con el origen del cine nacional, luego nos vamos a un tercer relato que está directamente relacionado con la historia personal de Ferederico y su familia.
"Sentía que, para crear mejor la relación, necesitaba introducir ese tercer relato que es el de la historia personal. Porque había algo que me interesa de la producción de imágenes y era la situación del espectador, quería explorar esa forma en que las personas como yo hemos vivido la guerra a través de las imágenes que ofrecen la televisión, las revistas, los periódicos".
Así que ver Pirotecnia es estar frente a la pantalla y sentirse espectador de documentales en los que te hablan de la historia del cine en Colombia, cambiar de canal y escuchar hablar sobre los falsos positivos y la guerra, cambiar de canal y escuchar sobre una mujer que ha perdido la capacidad del habla, cambiar de canal y ver una final de fútbol colombiano, cambiar de canal y ver el Río Magdalena.
La estructura narrativa y la apuesta estética de Pirotecnia, están directamente relacionadas con el lenguaje televisivo, Federico Atehortúa ha hecho una película que no encaja en ninguna parte, una obra lejos de las matrices de creación establecidas y las reglas e imposiciones del cine que vemos en las grandes pantallas, y no solo allí encontramos todas sus riquezas y virtudes.
Además de un trabajo de montaje en el que Atehortúa exploró y expendió las posibilidades de las imágenes con las que trabajó -muchas de ellas de archivo-, su condición de consumidor de imágenes, más que de creador, le permitió pensar y explorar la situación del espectador, lugar por el que poco han optado los realizadores de cine en Colombia.
El estreno nacional de Pirotecnia fue en el Festival Internacional de Cine de Cali, allí hablamos con Federico Atehortúa.