‘Mentes Peligrosas’ entre el cliché y la denuncia de un sistema fallido
Un barrio peligroso de una ciudad donde reina la desigualdad, una profesora primeriza y algo insegura, pero comprometida con ayudar a las mentes jóvenes y un grupo de marginados del que nadie quiere hacerse cargo: esta es una historia clásica del mundo audiovisual que en 1995 tuvo una de sus interpretaciones más conocidas, criticadas y aplaudidas, Dangerous Minds (Mentes Peligrosas).
Basada en el libro My Posse Don't Do Homework (1992) escrito por LouAnne Johnson, esta película cuenta la historia cómo esta ex marine asume el cuidado del grupo más problemático de estudiantes del colegio de una de las zonas más marginadas y abandonadas de Los Ángeles. De forma brillante, Michelle Pfeiffer da vida a este personaje que en un principio se topa con una realidad para la que no estaba preparada, los jóvenes sin futuro olvidados por el sistema estadounidense.
Al mejor estilo del panóptico, este grupo es aislado del resto y encerrado en un pequeño y sucio salón, como cuando se esconde la basura debajo del tapete. El problema es que esta juventud está atrapada entre la delincuencia, sus hogares disfuncionales, la violencia y el abuso. Estos humanos solo saben sobrevivir a través de la malicia y la fuerza. Dejados a su suerte por una sociedad indolente que pretende que la solución es declararlos especiales, ignorarlos y esperar a que tengan la mayoría de edad para que se vuelvan problema de otro, probablemente del sistema penitenciario.
LouAnne Johnson se pone como tarea romper ese ciclo y poco a poco empieza a llegarle a ese difícil grupo. A través de canciones de Bob Dylan y versos de Dylan Thomas, metáforas de Kung Fu y siendo empática y humana empieza a romper esa dura coraza y logra tocar las fibras de sus pupilos.
Así vamos a conociendo a personajes como Emilio Ramírez, quien está metido en un lío de pandillas, Raul Sanchero, también atrapado en el mundo del crimen pero a la vez es un chico brillante y sensible y Callie Roberts, una joven fuerte y brillante que queda embarazada.
Regalando dulces, llevando a sus estudiantes al parque de diversiones y haciendo lo que nadie más hace en todo el planeta, escuchar a estos jóvenes, LouAnne logra avances en su clase; pero a medida que se mete más y más en el corazón de este grupo se va dando de frente contra la realidad. Dos se sus estudiante, hermanos gemelos, son sacados a la fuerza del colegio por su madre, las autoridades del plantel constantemente la reprueban y le meten presión para que se apegue al currículum y la violencia entre las pandillas se vuelve tan fuerte que Emilio termina amenazado de muerte por un rival.
Pero aún así LouAnne se mantiene firme y hace lo posible para que sus estudiantes se sientan como humanos dignos y no como el desecho de un sistema. Pero si bien esta es una historia muy loable tiene muchos problemas y en su momento fue fuertemente criticada. De hecho durante años se ha dicho que lo único bueno que tiene esta película disponible en Amazon Prime, es la actuación de Pfeiffer y “Gangsta's Paradise”, la canción original cantada por Coolio.
Las principales críticas es que Mentes Peligrosas es una clásica historia que pone a los blancos como salvadores de todo. En la película el grupo complicado está compuesto por latinos y afroamericanos, lo que refuerza el estereotipo de que son las minorías las que siempre están en problemas y necesitan ser “rescatados” o mejor dicho, reformados.
Lo problemático de esto es que no solo refuerza un discurso racista contra las minorías que históricamente sí han sido marginadas, criminalizadas, empobrecidas y estigmatizadas, sino que deja de lado a la población blanca que también vive en estas condiciones. Este abandono de los blancos ha sido caldo de cultivo para los discursos de odio que hoy han dado paso a la proliferación de pensamientos totalitarios y fascistas, difundidos por blancos que durante décadas también fueron olvidados por un sistema desigual que no funciona para nadie.
Incluso la propia LouAnne Johnson fue muy crítica de esto cuando vio la película, ya que ella afirma que en sus cursos habían jóvenes de todo tipo. Ella no hacia esa distinción que sí hace la película, que bien o mal genera una distancia entre negros y latinos problemáticos y los blancos salvadores. Johnson también criticó el arco de Emilio, ya que en la vida real, él terminó sus estudios, se unió a las fuerzas armadas y se convirtió en la cabeza de una familia.
Mentes Peligrosas, se tomó muchas licencias para poder mantener el arco dramático, lo cual le quita esa parte de realismo y crudeza que vende. Es como una visión a la marginalidad desde el punto de vista de la hegemonía que tiende a exotizar estos espacios y no mira para adentro, ni asume las culpas que también tiene en la creación de este panorama.
Pero a pesar de eso, Mentes Peligrosas tiene una trama atrapante y conmovedora. A parte también es crítica con la sociedad, sobre todo con la desidia del sistema escolar estadounidense, la cual está encarnada en George Grandey, el apático, cuadrado e indolente director del colegio que poco hace por el bienestar de sus estudiantes.
Sin duda, esta producción es un clásico que siempre vale la pena ver ya que conmueve, indigna e invita a la reflexión, bien sea por su buen trabajo actoral o por sus vacíos. Mentes Peligrosas es una buena forma de entender el pensamiento de los 90 y nos pone en el corazón de una generación perdida. Pero lo triste es que muchas cosas que la película retrata siguen pasando hoy en día, pero si algo nos enseñó la profesora Johnson, tanto la real como la del largometraje, es que a pesar de todo siempre hay esperanza.