‘Los espíritus de la Isla’ y la soledad de perder a un amigo
Pádraic es un tipo sencillo. No se mete con nadie, es tranquilo, amable, a veces se comporta un poco imprudente y habla de más cuando toma, pero no es que sea malos tragos. Le gustan las cosas simples, cuida a su hermana, ama a sus animales, siempre está pendiente de sus amigos, se podría decir que Pádraic es lo que algunos llaman una buena persona. Pero es solo eso, una buena persona que ve pasar los días de la misma forma que el resto de las personas que viven junto a él en Inisherin, una hermosa isla ubicada al frente de la costa oeste de Irlanda, donde no pasa nada. O por lo menos el tedio y la rutina ha hecho sentir a estas almas condenadas al letargo a sentir que no pasa nada.
Pero Irlanda se agita, es 1923 y se está librando una guerra civil entre el gobierno provisional que había, el cual acepta el Tratado anglo-irlandés, pactado tras la guerra de independencia de Irlanda el cual dividiría el país en dos: en el Ejército Republicano Irlandés, (I.R.A por su siglas en inglés) que no aceptaba la condición de que este país siguiera bajo la corona inglesa y su gobierno protestante.
Pero en Inisherin de esto poco se habla, de hecho en general se habla casi nada. Los ecos de la guerra son distantes y sí, a veces por las noches centellan las bombas y los disparos que estallan en la isla principal, pero en este pedacito de tierra dotado de un paisaje hermoso, es más interesante escuchar los chismes que los discursos políticos.
Nada parece perturbar la calma de Pádraic, hasta que una mañana va a visitar a su mejor amigo en todo el mundo, a uno de los seres que más ama y admira, Colm. Este es un hombre gordo y pelirrojo que se puede decir que es una especie de erudito. Talla en madera, lee, escribe y además es el músico del pueblo, el mejor violinista del lugar, tan reconocido que estudiantes viajan a este remoto punto del mapa para aprender su técnica.
Pero para desgracia y sorpresa de Pádraic, su buen amigo decidió de la nada dejarle de hablar, ni siquiera le dirige la mirada. Algo está mal, algo no cuadra, de repente la monótona vida de este hombre se vuelve un tormenta confusa. Constantemente se pregunta: ¿qué hice?, ¿acaso dije algo inapropiado, acaso fui grosero, acaso la cagué borracho? Preguntas que no tienen una respuesta, hasta que finalmente Colm decide enfrentar a su examigo, y le dice que ya no lo quiere en su vida porque Pádraic ha cometido el vil e imperdonable pecado de ser aburrido.
Esto desatará un maremoto en esta isla en la que un hombre mediocre debe enfrentar el hecho de que la vida no es tan simple y nada es estático; a la par que otro hombre igual de mediocre, se hunde en su ego y su desesperado afán por pasar a la historia, cueste lo que cueste, sin importar el dolor, el miedo o el melodrama que esconden sus acciones.
Protagonizada por Colin Farrell (Pádraic) y Brendan Gleeson (Colm), Los espíritus de la Isla es una obra dotada de un humor negro muy sutil que genera transiciones casi imperceptibles entre una situación brillantemente graciosa y un drama desgarrador. En un segundo se está riendo y luego hay sorpresa y confusión por lo que está pasando.
A veces lenta y contemplativa, a veces indignante, a veces confusa y a veces muy incómoda, esta película dirigida por Martin McDonagh, que fue nominada a nueve premios Oscar, incluyendo Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guion y Mejor Actor, nos encierra en Inisherin y en su pequeño mundo que es un espejo de todo el universo.
A través de las mundanas vidas de estos personajes, McDonagh logra hacer varias reflexiones que van más allá del dolor de perder una amistad y no saber gestionar esa tusa. La guerra, el abuso de autoridad, la locura, el misticismo, el machismo son algunos de los temas que se van desarrollando en la historia de Pádraic y Colm y todas las personas que los rodean.
En medio de este par de hombres tercos, torpes y exagerados, están Siobhán (Kerry Condon) la hermana de Pádraic, quien vive con él en una casa heredada por sus fallecidos padres. Esta es una mujer brillante, amante de la lectura cuyos sus sueños van más allá de la isla, pero vive atrapada en una relación de codependencia con su hermano que es sofocante, y que por momentos nos remite un poco al cuento Casa Tomada de Julio Cortazar.
Y también está Dominic Kearney, fantásticamente interpretado por el actor revelación Barry Keoghan, también nominado al Oscar, un adolescente problemático, que habla directo, dice lo que piensa, es medio pillo y bebedor y está atormentando por su padre, el corrupto policía de la isla, un tipo sin moral y ética que abusa de múltiples formas de su hijo.
Pero a parte de la conflictiva relación entre todos estos seres que están atravesando un cambio de paradigma muy agresivo, hay un aura mística, muy propia de la cultura irlandesa. En inglés, Los Espíritus de la Isla se llama The Banshees of Inisherin, la palabra "banshee" se refiere a un tipo de espíritu, por lo general de una mujer, cuya presencia anuncia la muerte. Y es que entre tanto conflicto en este pequeño pedazo de tierra hay un aura mortecina y una violencia simbólica que irá incrementando de a poco.
Mientras intenta llevar su nueva vida, Pádraic, descubre que en verdad no es un buen tipo. Él nota que empieza a actuar de forma egoísta, no solo con su amigo perdido sino con su desesperada hermana, sin saber qué hacer y cómo gestionar sus emociones, las cuales se niega a enfrentar, poco a poco se convierte en un ser nefasto que no es capaz de admitir sus errores, ni soltar su pasado y al parecer está tranquilo con eso, con ser tan rígido e inmutable como los acantilados de la isla.
Por su parte Colm se obsesiona con el hecho de crear una obra musical que trascienda el tiempo y el espacio, quiere ser inmortal y la burda presencia de su examigo interrumpe su proceso creativo, por eso lo aleja a él y a todo el que lo cuestione.
Más allá del guion, la fotografía, las impecables actuaciones y la hermosa banda sonora, esta película también atrapa porque McDonagh volvió a juntar a Farrell y Gleeson con quienes había trabajado en Escondidos en Brujas (2009) y con quienes creó dos personajes completamente diferentes, pero que mantienen una complicidad casi poética, porque la química entre ambos hace que la historia sea todavía mejor contada.
Además es una propuesta arriesgada porque en verdad no hay villano en esta película, solo muchos antagonistas, aunque tal vez Pádraic puede en ocasiones ocupar el puesto del “malo”, en verdad no hay ese ser que uno disfruta odiar, porque por más triste que suene, hay amistades que se acaban y esa es una tusa que nadie nos ha enseñado cómo superarla.
Sin duda esta es una de las mejores películas del 2023, la cual no necesita mucho para ser una gran obra cinematográfica. Es simple como la vida en Inisherin pero a la vez muy profunda y compleja como el mar que cubre esta tierra llena de fantasmas.