'Los días de la Ballena', una película que le apuesta a la música nacional
La película cuenta la historia de Cristina y Simón, dos amigos graffiteros y muralistas que pintan la ciudad donde viven: Medellín. Su espíritu rebelde los lleva a desafiar una banda criminal cuando sobre una amenaza escrita en una pared deciden pintar el mural de una ballena.
El amor que los une, su amistad con los artistas de La selva (una casa abandonada que utilizan como refugio) y los conflictos familiares que nacen de su diferencia de clase social, se trenzan para contar una historia donde la fuerza poderosa de la juventud se enfrenta al miedo, para dejar una huella entre las montañas de Medellín.
“Los días de la ballena es la manera que encontré para hablar de las distintas experiencias que marcaron mis años de crecimiento. Desde tener la sensación de ser inmortal y poder desafiar lo que se me pusiera enfrente, hasta haberme enamorado de mis mejores amigos y haber crecido en la violencia tácita y silenciosa a la que nos acostumbramos los que vivimos en Medellín”, dice Catalina Arroyave, directora de ‘Los días de la Ballena’.
Y precisamente hablamos con Catalina sobre la realización de esta película, cargada de música nacional.
¿Por qué decide jugarse la banda sonora de la película con música nacional y artistas locales?
Catalina Arroyave: La película es un síntoma de Medellín, de sus creadores, y por eso la música es en su mayoría local. Además yo quería aprovechar el poder del lenguaje cinematográfico para que la película fuera una experiencia visual y sonora, y cuando profundicé en el universo de la historia, las claves se fueron haciendo evidentes: hip hop, salsa, rock, indie y reggaetón. No podíamos contar el universo de una película como la nuestra con música de otra parte.
¿Qué cree que esta música le da al contenido de la película?
CA: Uno de mis amores platónicos es la música. Tal vez por eso fue uno de los elementos más relevantes de la narración desde que fue concebida la cinta, siempre la soñé como parte esencial del espíritu de lo que estaba contando. Hablar de crecer es hablar de música. Crecer sin música es imposible, o al menos habría sido imposible para mí. La música le aporta una capa emocional nueva a lo que se cuenta, sin ella la película estaría desprovista de uno de sus componentes vitales.
¿Qué le aporta la película a la cinematografía nacional?
CA: Es difícil para mí responder esa pregunta. Pero me gustaría pensar que le aporta una mirada nueva, desenfadada y emotiva.
¿Cuál es el gran aprendizaje al realizar esta película?
CA: Yo aprendí a tener paciencia, a aguantar la incertidumbre y a ser valiente.
¿Qué sigue para Catalina?
CA: Otras películas en Rara y sentarme a escribir un nuevo guión.