La Pesca del Atún Blanco: una película con talento bonaverense
No es un secreto cómo el narcotráfico ha azotado Colombia. Lo han registrado los medios de comunicación, el arte, la música, el cine. Pero donde sí se guardan muchos secretos de esta historia -y de muchas otras- es en el mar y las comunidades que habitan las costas.
“La Pesca del Atún Blanco es una expresión poética para referirnos a una problemática que tiene el Pacífico colombiano, el narcotráfico. Es la historia de una joven que ha estado influenciada por la herencia de su cultura africana, que la respeta hasta que se encuentra con un no futuro que le cambia la vida”, así lo explica Maritza Blanco, directora de la película que recibió el galardón de la Muestra de Largos Ficción Mercosur en el Festival Florianópolis Audiovisual en Brasil, y fue estrenada en la reciente edición del Festival Internacional de Cine de Cali.
Este filme, hecho con talento bonaverense, es la historia de pujanza y resistencia de una joven mujer que se atreve a soñar y a luchar por hacer sus sueños realidad. Para lograrlo, tiene que superar todas las dificultades que le impone su condición de vivir en un sitio hostil, aislado por los agentes del narcotráfico e ignorado por el mundo.
La pieza cinematográfica es protagonizada por Eryen Korath, gestora cultural, cantante e intérprete de marimba en la agrupación Cantares del Pacífico, quien actualmente finaliza sus estudios en Derecho.
Según un informe de la Fundación Paz y Reconciliación, “por el Pacífico colombiano sale alrededor del 70 % de la droga, del 85 % que se trafica por mar, solo el 30 % se movió por el mar Caribe. Desde los inicios del narcotráfico en Colombia, Buenaventura resalta como un territorio esencial y en disputa para la cadena comercial de dicha actividad por su ubicación geográfica pero, principalmente, por la capacidad para mover mercancías que ha tenido la industria marítima, tanto de pesca como de carga".
En el municipio, esta actividad estuvo bajo el control del Cartel de Cali y posteriormente por el Cartel del Norte del Valle hasta los primeros años del 2000. Fueron las embarcaciones pesqueras de las empresas locales las encargadas de transportar la droga de los capos hacia Centroamérica y traer los dineros hasta Colombia. La relación entre las empresas pesqueras y los carteles llevaron a que fueran incluidas en la lista Clinton: hoy las actividades de la industria pesquera están inmersas en una profunda crisis en el Distrito.
Desde el 2009, Maritza Blanco trabaja en Colombia en la producción de documentales para servicios internacionales, lo que ha afinado su olfato investigativo. Hablamos con ella y la protagonista de la película. Esto nos contaron:
¿Cómo surgió la idea de crear "La Pesca del Atún Blanco"?
Maritza Blanco: Duré 8 años de investigación, de escritura y viendo las locaciones, porque el Pacífico colombiano no tiene comparación. Está lleno de magia, de poemas, colores. Los lugares están como pintados por la naturaleza, esculpidos por la misma. Es imposible no enamorarse de esta región y su cultura. "La Pesca del Atún Blanco refleja" la realidad que vive la comunidad del pacífico.
Esta investigación nace de ver cómo esa realidad afecta a los pescadores antiguos que viven en la región al no estar de acuerdo con esa práctica. Otro objetivo para hacer esta película es porque la cultura sigue viva y noté que la internet la está poniendo en peligro al tiempo. Visualizar ese riesgo es importante.
En estos viajes conocí una historia que me impactó mucho y fue la de los pescadores de cocaína en el mar. Normalmente son jóvenes que viven en regiones muy apartadas de Colombia sobre todo en el mar Pacífico, aunque también pasa en el Atlántico, África y en poblaciones en las que hay muchas necesidades y no hay mucho en qué ocupar el tiempo. Ni siquiera posibilidades de estudiar. Entonces, levantar las pacas que trae el mar se vuelve lo diario, lo común. Para ellos no es un crimen, no es malo ni bueno, es una oportunidad que trae el mar.
¿Qué hace diferente a esta película en comparación a otras producciones que han hablado del narcotráfico en esta zona?
Maritza Blanco: La verdad el tema del narcotráfico es algo que nos va a cruzar por muchos años porque sigue vigente, pero creo que en mi concepto y en mi cine, es muy importante contarlo desde los otros puntos de vista. Hemos visto poco de la gente que está al lado y que tiene este recurso del narcotráfico ahí como la manzana de Adán, en su jardín, en su playa y que, aunque hay temor, no hay mucho mas que hacer porque no hay trabajo, no hay posibilidades, sobre todo para un joven que va al colegio y al llegar a su casa no tiene en qué ocupar su tiempo libre. Para algunos recoger la paca, irse en un submarino, se vuelve algo que está a la mano y que permite una vida diferente.
Creo que si socialmente nos enteramos de qué pasa en este lado del país podríamos crear un poquito de conciencia y ayudar de alguna manera. Además, saber que tenemos una cultura propia, derivada de la africana y que la estamos perdiendo. Visualizar ese riesgo de perderla, me parece importante.
¿Por qué el nombre?
Maritza Blanco: Porque así pescan la gente para que entra a esa red, no les importa si se mueren después o si desaparecen en los manglares. El nombre va en dos vías, por la pesca de los chicos y por los organizadores del narcotráfico que pescan a jóvenes de la región que tienen sueños.
¿En algún momento enfrentó amenazas?
Maritza Blanco: Cuando estábamos en proceso de investigación amenazaron a nuestra investigadora por parte de grupos que manejaban la zona en 2009. Nos mandaron una razón muy clara en la que nos decían que si continuábamos investigando con las familias que estábamos trabajando, les y nos iría muy mal. Entonces decidimos cambiar de rumbo y no filmar en esa zona sino en otro punto donde no tuvimos ningún problema.
¿Cómo recibió la comunidad este proyecto?
Maritza Blanco: La comunidad de Juanchaco y Ladrilleros se convirtió en socia de la película, incluye a las parteras, los ancianos y los jóvenes, es hecha por y para ellos. Este proyecto se convirtió en un llamado de auxilio importante no solo para el Pacífico sino para el resto de la costa colombiana.
¿Qué reto asumió con los actores?
Maritza Blanco: Cuando trabajas con actores naturales mucho de lo que buscas como creadora es que ellos tengan lo que necesita el personaje. En este caso necesitaba tener una mujer joven con herencia de saberes, de conocimiento en hierbas, música, y lo encontré en Eryen Korath, gestora cultural, artista, marimbera, algo que no es común encontrar en el Pacífico.
Eryen, ¿cómo te sientes al interpretar para el cine una historia de tu pueblo?
Eryen Korath: Es muy triste tener que contarlo, porque no queremos contar esto. Sin embargo, esta experiencia, como artista de la región y como una hija de Buenaventura, nos da una oportunidad de contar esta situación para que alguien se entere, escuche y conozca lo que está sucediendo en el andén del Pacífico. Esto es también un punto a favor, no para recibir más críticas, sino para mirar cómo podemos avanzar y seguir proyectando el Pacífico para grandes cosas.
Estoy muy contenta y muy agradecida. Todo esto ha generado un acercamiento muy profundo con la comunidad y el territorio.
¿Qué enseñanza le deja esta película?
Eryen Korath: Para nosotros el mar es una riqueza, Buenaventura está circundada por el mar. Tenemos una riqueza cultural que cuidar y tenemos muchas necesidades. "La pesca del Atún Blanco" es una narrativa de situaciones y fenómenos que se presentan en el territorio y contamos cómo es que los jóvenes caen en esas redes y lo que se vive a consecuencia de ese olvido estatal, de todas esas cosas que han pasado en la región.
¿Tienen algún plan en adelante con el proyecto?
Eryen: Esta es una producción para la comunidad y por ella. Por eso es importante dedicarles tiempo a los nuestros e ir a las instituciones educativas para la reconstrucción del tejido social.
Martha: La idea era lanzar la película en cine, en festivales y ver la peli en una pantalla grande. Pero nos estamos enfrentando a la dinámica de la pandemia en la que los festivales son en línea. Tengo claro que la película está hecha para la comunidad del Pacífico, quería que llegara a Sudamérica y Centroamérica porque esta es una realidad que Venezuela siente, que Brasil entiende y que Uruguay también por la tradición y costumbres afros que tenemos.
Si con esta película alguien siente curiosidad y hay un cambio estaría muy feliz. Queremos mostrarlo en colegios del Pacífico, dialogar con los chicos y si alguno de ellos reflexiona respecto a esto la satisfacción es mayor.