‘Kids’: el crudo retrato de la juventud perdida
En la adolescencia uno está perdido. Todo es incómodo y raro, el cuerpo cambia, la mente también. El mundo es un gran laboratorio en el que uno está experimentando y sobre todo cagándola. Cuando uno era adolescente era un desastre. Entre la torpeza, la ingenuidad, las ansias de probar, la vergüenza de no encajar, el miedo a ser rechazado o ser un “quedado”, la búsqueda de parecer maduro y avivado y la prepotencia de creer que se las sabe todas y que se es inmortal, se cometen mil errores.
Cuando se es adolescente nada importa más que vivir intensamente y entregarse al hedonismo y al placer. Entre la calle, las fiestas, las personas y las sustancias, hay un mundo muy oscuro y despiadado. Emocionante tal vez, pero también violento, traicionero y peligroso por el que cada uno de nosotros caminó ingenuamente por lo menos una vez. Y esa sordidez hormonada, ese lado poco tierno y más bien salvaje ha sido uno de los leitmotivs del director y fotógrafo Larry Clark, quien se dio a conocer con su brillante y controversial ópera prima Kids (1995).
Esta es una historia protagonizada por un grupo de adolescentes perdidos entre el vicio, el sexo irresponsable y las ganas de destruir el mundo, retratada de una forma tan realista y cruda, que cuando salió muchas personas pensaron que era un documental.
Para lograr esto, Clark que en 1995 tenía 52 años, se introdujo en el mundo de los skaters jóvenes de Nueva York. Tuvo acceso a este gracias a Harmony Korine, de 19 años, que conoció a Clark porque iba por toda la ciudad con varias películas de 16 mm que grabó y con las cuales esperaba lograr entrar al mundo del cine.
Ambos, sin mucha experiencia en hacer películas, comenzaron a trabajar en esta sórdida y genial historia protagonizada por dos almas perdidas. Telly (Leo Fitzpatrick), un ser perverso que disfruta teniendo sexo con mujeres virgenes y Casper (Justin Pierce) quien consume todo lo que encuentra en su paso. Ambos viven un intenso día de vicio, peleas, sexo y descontrol en las calles de Nueva York junto con su parche de amigos.
A la par conocemos a Ruby (Rosario Dawson) y a Jennie (Chloë Sevigny), dos amigas perdidas en la misma espiral de descontrol pero que tras hacerse una prueba de VIH descubren que Jennie está contagiada, y quien le transmitió el virus fue Telly. Ambas empiezan a buscarlo por toda la ciudad para evitar que contagie a más niñas pero en el camino se les atraviesan varias drogas y fiestas.
La mayoría del elenco eran actores naturales o novatos y muchos eran skaters amigos de Clark que aprendió a patinar para lograr no solo ganarse la confianza de los jóvenes de la ciudad, sino entender su intrincado mundo. En esa época Nueva York estaba pasando por un proceso bastante complejo: era el inicio de la gentrificación encabezada por el escandaloso Rudolph Giuliani y las calles eran un caos hostil, en donde ser joven era muy difícil. La generación X, nihilista, pérdida y descontrolada encontró en el desenfreno una salida a su precaria existencia, y cuando Kids expuso esto en la pantalla grande, a la gente no le gustó para nada.
Las críticas fueron mordaces, incluso hay quienes dijeron que la obra rayaba en la pornografía infantil y que su público eran los pedófilos. Pero esta peli de culto es una mirada a un espejo muy directo, tanto que incomoda, indigna, asquea, pero que nos dice esta es la crudeza de la realidad y todos somos capaces de llegar así de bajo.
Una realidad llena de adolescentes torpes intentando sobrevivir en un mundo de furia. Hay una famosa escena en la que un grupo hombres y otro de mujeres hablan de sexo y demuestra que los primeros no tienen ni idea de lo que dicen. Entre mentiras, suposiciones y exageraciones, esta manada de machos espinilludos, presume sus supuestas proezas mientras del otro la manada de hembras empinilludas desmiente a sus contrapartes, pero al tiempo pone sobre la mesa temas relacionados con el placer de las mujeres. Una conversación muy adelantada a su época.
Tal vez una de las cosas que ha hecho que Kids envejezca tan bien es que tocó, tal vez sin proponérselo, varios temas que hoy protagonizan los debates y los temas del entretenimiento. Como por ejemplo: el sexo consensuado y seguro, el consumo responsable de sustancias psicoactivas, la masculinidad tóxica, la enagenación de la sociedad de consumo y el abandono de la juventud. Una juventud que como nos muestran series como Euphoria sigue igual de perdida y enfiestada, aunque un poco más consciente de que el descontrol está bueno, pero hay que meterle responsabilidad.
Pero también nos dice una verdad muy cruda y es que los seres humanos somos un asco. La manipulación, la trampa, el egoísmo y el abuso parece ser una parte de nuestro ADN, porque a la larga en la gran ciudad no hay otra opción que sobrevivir o escapar.
Luego del éxito de Kids la carrera de varios de sus protagonistas se disparó. Larry Clark ha hecho más películas con temas de jóvenes y skaters como Bully (2001), Wassup Rockers (2006) o Marfa Girl (2012); Harmony Korine escribió y dirigió otras pelis de culto como Gummo (1997) y Spring Breakers (2012); Chloë Sevigny consolidó una sólida carrera en la que ha participado en Boys don't cry (1999), papel por el que fue elogiada, American Psycho (2000), Dogville (2003), Zodiac (2017), Big Love (2006), entre otras; Rosario Dawson también consagró una exitosa carrera y apareció en Hombres de Negro II (2002), Sin City (2005), Death Proof (2007), entre otras; luego de su interpretación tan bien ejecutada Leo Fitzpatrick tuvo que irse a vivir a Londres porque la gente lo perseguía pensando que era real su gusto por las vírgenes, luego tuvo papeles en series como The Wire (2002); y Justin Pierce también empezó a armar una carrera actoral pero en 2000 se suicidó en un hotel de Las Vegas.
Kids es una de las grandes obras del cine noventero y una genial y compleja mirada al corazón de la sociedad occidental que vale mucho volver a repasar para entender y reflexionar sobre el pasado y el presente de nuestro mundo hiperconectado y sus angustias.