Jordania retira la película que había presentado a los Premios Oscar tras una polémica social
Amira narra la historia de una adolescente supuestamente concebida ‘in vitro’ con el esperma de un hombre encarcelado durante la Segunda Intifada. Es una ficción inspirada en la realidad, puesto que desde hace una década, cientos de niños han sido concebidos in vitro con el esperma de presos palestinos encarcelados en prisiones israelíes, donde tienen prohibidas las visitas cara a cara. La película ya había sido presentada en festivales de cine árabes antes de que Jordania la presentara como aspirante al Oscar a mejor película internacional en 2022.
Todo iba bien con este trabajo del director egipcio Mohamed Diab, hasta que se anunció su estreno en Palestina. Luego de defender la “indiscutible calidad de la película”, la Real Comisión del Filme de Jordania retiró el viernes su candidatura a los Oscar. Esto ocurrió luego de que se diera una ola de protestas de las familias de los presos y asociaciones de defensa de los prisioneros contra el largometraje. Ola que rapidamente se extendió desde Cisjordania hasta la franja de Gaza y desde Jerusalén hasta Amán.
De acuerdo al diario El País, el drama humano de Amira “toca el nervio más sensible de una sociedad con más de 4.500 presos en cárceles israelíes a los que se restringe el contacto con sus familias”. Y explica que estos niños palestinos nacidos de padres que cumplen largas condenas en centros penitenciarios de Israel son bautizados como “embajadores de la libertad”.
Por su parte, Mohamed Diab, de 43 años, declaró en septiembre en Venecia que al dirigir Amira había intentado “reflejar fielmente la compleja realidad de estos presos”. “La película revela la perseverancia del carácter palestino, que continúa encontrando formas de sobrevivir”, puntualiza un comunicado de los productores de Amira.
Qadri Abu Baker, director del Servicio de Atención a los Presos de la Autoridad Palestina, considera la película “un insulto a la dignidad de los internos”. El ministro de Cultura, Atef Abu Said, sostiene que el filme “perjudica a la causa popular y su narrativa de lucha, además de ofender al heroísmo de los presos”. Incluso el jefe del Departamento de Detenidos del movimiento islamista Hamás, Zaher Yabarin, acusó en Gaza a la película de “estar al servicio del enemigo sionista para quebrar la voluntad de los prisioneros”.
“Vamos a suspender su exhibición y solicitaremos que se establezca un comité que represente a los prisioneros y a sus familias para verla y analizarla”, propuso el equipo de producción de la película como alternativa a todo este descontento, alternativa que aún no se ha terminado de concluir. El estallido de protestas ocurrió después de su estreno mundial en Venecia, donde obtuvo el premio CICT-Unesco y de su exhibición en el Festival de Cartago (Túnez), en el que recibió una mención especial del jurado.