"Ghostbusters: Afterlife": una reseña sin spoilers
“Es una carta de amor a la cinta de 1984”, comienzo con esta frase de un geek de vieja guardia como Bernardo Mesa, durante una conmovedora charla que tuvimos tras ver la película en una de sus proyecciones previas. Este hecho demuestra al unísono que el aprecio por la franquicia de Cazafantasmas resulta ser algo que trasciende generaciones, debido a que todas sus características visuales y estéticas lo convierten en un ícono que es difícil de olvidar, tan reconocible a nivel mundial como Superman y la ‘S’ de su traje.
Oficialmente el 18 de noviembre de este año se estrena Ghostbusters: Afterlife, la tan esperada secuela de la serie fílmica original, la cual por fin llega a las salas de cine luego de un lamentoso aplazamiento desde agosto de 2020, como bien sabemos, a causa de la pandemia de Covid-19.
En ese orden de ideas es completamente entendible que el proyecto hubiera sido resguardado con tanta cautela. Los resultados son motivo de celebración, evidenciando una película que claramente omite todo resultado de su antecesora de 2016 y aunque a muchos les sorprenda, elimina los acontecimientos de Cazafantasmas II de 1989.
Un legado que va más allá del argumento
El responsable de asumir este proyecto debía ser alguien que pudiera entender y dimensionar a todas luces su verdadero y profundo significado.
Su director, Jason Reitman, por un lado es el hijo de Ivan Reitman, el hombre que estuvo al frente de las dos primeras películas y la mente maestra encargada de darle vida a la historia ideada por Dan Aykroyd, Harold Ramis y el fallecido John Belushi. Reitman sirvió de productor en esta ocasión y como una guía de importante valor para su hijo, quien desde pequeño ha tenido un vínculo especial con la franquicia, ya que, apareció en escena como uno de los niños que celebraron el triunfo del equipo original sobre Gozer al final de la cinta de 1984.
El proyecto de una tercera película de Cazafantasmas se viene pensando desde los años 90. Hubo muchos acercamientos con el reparto original, siendo Bill Murray la principal figura en negarse para una futura entrega. Por ende, vale la pena decir que la franquicia se sostuvo de muchas otras maneras a través del tiempo con videojuegos, series animadas, novelas, historietas y merchandising.
Todas estas tentativas dieron propuestas como la interpretación del personaje de Peter Venkman a cargo de Kevin Kline y resultados como el de la película de reparto femenino dirigida por Paul Figg. Un largo camino que deriva satisfactoriamente en que el elenco original vuelva a aparecer, junto a un precioso y conmovedor homenaje a Harold Ramis, quien falleció en 2014 y que sigue siendo de vital importancia por su personaje de Egon Spengler en esta nueva entrega.
Aquí el argumento se centra en cómo Egon Spengler luego de la misteriosa disolución de los Cazafantasmas, terminó refugiándose en el pueblo de Summerville, Oklahoma. Tras su fallecimiento, su hija y sus nietos quienes se encuentran viviendo una situación económica complicada, deben mudarse forzosamente a la casa en ruinas que dejó su desconocido pariente. Es allí como descubrirán que más allá del vínculo familiar, este hombre fue uno de aquellos legendarios defensores paranormales y que la amenaza contra esta dimensión sigue latente.
No, no es Stranger Things con Cazafantasmas
Debido a los trailers y los avances presentados durante todo este recorrido, confieso que me incluyo en ese cúmulo de espectadores que les dio cierta desconfianza tanto el reparto como el argumento. Pero luego de ver el resultado final, es necesario dar un parte de tranquilidad en el que a diferencia de lo que auguraron varios medios internacionales, esto no se trata de una versión de Cazafantasmas con niños al estilo de Stranger Things.
Si bien ambas producciones ya habían tenido una relación especial, el hecho de que Finn Wolfhard haga parte del elenco principal conduce los elementos hacia cosas completamente diferentes, pero que en esencia respetan lo que significa la obra original. El show sin duda alguna, se lo roba la joven actriz Mckenna Grace, quien interpreta a la nieta menor de Egon, ya que palabras más, palabras menos, resulta ser la viva imagen familiar de este excéntrico científico y su interés por saber sobre todos estos temas que para el conocimiento mundano, simplemente resultan ser disparates e irrelevancias.
El 70% de la película recae sobre el personaje interpretado por ella, ya que todo se centra en un relato de misterio e investigación, el cual busca desentrañar los enigmas de su abuelo y sus vínculos con el más allá. Por otra parte, Finn Wolfhard y los demás jóvenes del reparto se ajustan como piezas de ayuda en dicho propósito, cada quien con sus habilidades complementa la idea de un nuevo equipo de cazadores espectrales.
Por otro lado, la ecuación finaliza con el gran Paul Rudd, quien con su particular manera de hacer humor, interpreta a un profesor de la escuela primaria de este pueblo, el cual terminará siendo el nerd adulto y soporte de los niños en tal aventura.
El arte está en los detalles
Los detalles cumplen un papel fundamental y absolutamente fiel en todos los aspectos, desde aquellos elementos propios en la indumentaria de los personajes originales (el Ecto-1, los Proton Packs, las trampas de cacería, el medidor EPK...), pasando por distintivos propios de la iconografía de la cinta, como los pasteles Twinkies y los malvaviscos Stay Puft.
De por sí con lo expuesto aquí, la primera película se convierte en la punta del iceberg frente una verdadera segunda parte que amplifica argumentalmente el universo de Cazafantasmas. Un mundo de posibilidades que obviamente no van a ser desaprovechadas debido a que se consolidó aún más la idea de Ghost Corps como una compañía de producción desde el 2015, convirtiéndose así en un equivalente de Marvel Studios, pero dedicado exclusivamente a contar más historias de este universo.
A pesar de que esta cinta hace algo medianamente similar al retcon de Terminator: Dark Fate, donde se transforma en una secuela directa de la obra original y omite los otros relatos que en su momento funcionaron como continuaciones o reinicios, no hay que echar en saco roto la posibilidad de otras líneas de tiempo como ocurrió con la serie animada de 1986, la cual fue secuela de la cinta original pero que luego creó su propia línea de tiempo al conectarse con producciones de la talla de Extreme Ghostbusters.
Así mismo, todos los equipos concebidos de Cazafantasmas desde diferentes medios han tenido la particularidad de encontrarse a través de las historietas, por lo cual siendo algo medianamente mencionado en otras intenciones de proyectos y en la idea preliminar de la historia original, tal vez podamos ver a futuro la confluencia interdimensional de diversos escuadrones paranormales… ¡Solo el tiempo lo dirá!
Veredicto Ectoplásmico
Ghostbusters: Afterlife debido a todos los puntos descritos, el corazón, la seguridad y la creatividad puesta en marcha, resulta ser una película que revive algo maravilloso de los años 80 y lo recontextualiza hacia nuevos horizontes, por lo cual resulta siendo una obra que guardando las proporciones, termina logrando algo similar a lo que hizo Rogue One en el universo de Star Wars.
Simplemente, es una cinta que nos hace volver a creer en la magia del cine.
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Posdata: Hay dos escenas post créditos, una muy elegante y otra muy emocionante.