El "Mank" que escribió "Ciudadano Kane"
De entrada vemos un castillo que se pierde entre la espesa niebla. Es una de esas noches que Drácula encontraría terroríficamente agradable para un sobrevuelo tranquilo. En su cama, y silueteado por un contraluz que ganaría sin problemas un concurso de contraluces, está Charles Foster Kane; un magnate, que segunditos antes a exhalar su último suspiro, pronuncia con marcada melancolía una de las palabras más famosas del cine: “Rosebud”. Charles muere y deja caer una de esas bolas de cristal, que al pegarles su buena sacudida, simulan una tupida y ensoñadora nevada. Así empieza Ciudadano Kane(1941) de Orson Welles.
79 años después, el director David Fincher, responsable de películas como Seven, El club de la pelea y La red social, nos trae Mank; una película que cuenta los vericuetos a los que se enfrentó Herman J. Mankiewicz, el guionista encargado de escribir una de las obras maestras del cine.
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Mank es interpretado por uno de los actores más polifacéticos de su generación: el inmenso Gary Oldman. Y cómo no lanzar semejante sentencia cuando se puso en los zapatos de Drácula, Winston Churchill, Sid Vicious, Ludwig van Beethoven, el comisionado James Gordon… ¡Es más! Hasta interpretó a un miembro de las fuerzas militares que se la pasaba ebrio, y escupía a diestra y siniestra en sus escenas con Joey en ‘Friends’.
Oldman da vida a un hombre de mediana edad que se enfrenta a los cambios que sufre la industria cinematográfica en la década de los treinta; encarna a un viejo zorro en las lides de la escritura y se pone en la piel de un guionista que tiene problemas con “el chorro”, para escribir esta historia que le encomienda el mismísimo Welles. Mankiewicz es enviado a una casa de campo para que se concentre y se aleje del alcohol.
El blanco y negro de la película rememora nostálgicamente la estética del "Ciudadano", y el guión escrito por Jack Fincher (padre de David que falleciera en el 2003), nos muestra una estructura cimentada en los saltos temporales, tal cual lo hizo Mankiewicz finalizando los 30s, despertando amores y odios por la audacia de su dramaturgia.
La impecable ambientación nos ubica en la mitad de la denominada “era dorada de Hollywood”, y pone en evidencia como el cine fue utilizado para efectos propagandísticos, tema que es tocado con profunda crítica en la película.
Mank muestra también la versatilidad y ojo privilegiado de Fincher, que entrega una película permeada por una estética muy cuidada, interpretaciones de alto nivel y una fotografía que no podía serle infiel a la del ‘Ciudadano’; y aunque a mi modo de ver Fincher es menos vertiginoso que en sus otras películas, logra construir una historia atractiva, melancólica y satírica.
La tozudez de Herman J. Mankiewicz es otro aspecto a tener en cuenta con esta película: se enfrenta al sistema y a los que lo “chancletean” desde el estudio para que termine. Pero también se enfrenta a su adicción, a sus bloqueos como escritor, a los detractores acérrimos de su estilo y hasta le canta la tabla al respetable Welles.
Este filme reflexiona también sobre los egos y aquello que conocemos como cine de autor, mostrando desde la perspectiva del personaje principal, como los procesos creativos se ven permeados por conveniencias y juegos de poder. La atmósfera de la película cautiva por el estoicismo propio de un glamour que raya con la genial desfachatez de Mankiewicz, personaje que entiende el cine como una expresión artística que hay que mantener lejos de las liviandades y poderes oscuros.
Con películas como Mank, The Irishman o Fragmentos de una mujer, Netflix quita el mal sabor de boca que paradójicamente ellos mismos provocan, al producir las “comedias” desesperanzadoras de Adam Sandler y su frecuente grupo de colaboradores. (Aunque todo hay que decirlo; Adam se hizo un papelazo en Uncut Gems).
Mank tiene 10 nominaciones a los premios de la Academia 93, incluyendo Mejor película, Mejor actor, Mejor actriz de reparto y Mejor director. Es una película nostálgica, si la entendemos como la evocación a uno de los momentos más importantes del cine, y si bien la tarea se haría completa si ven antes Ciudadano Kane, me parece que la película goza de una encantadora independencia.