¿Dónde nacieron los vaqueros y el cine western?
Esta es la historia detrás de los vaqueros del cine western. Podcast El Lado B para Días de Radio.
Celebrar el cine está bien, pero cuestionarlo también vale la pena, en Días de Radio quisimos preguntarnos: ¿qué tan estadounidense es el cine de vaqueros? y descubrimos una nueva entrega de El Lado B, podcast Radiónica sobre todo lo oculto que construye lo que amamos.
Es muy curioso porque cuando nos dicen “El Lejano Oeste” pensamos de inmediato en forajidos corriendo por el desierto, cazarecompensas y pueblos polvorientos, pero si nos preguntaran dónde queda el Lejano Oeste, la respuesta no es tan fácil.
Asociamos al Viejo Oeste con el imaginario que nos ha proyectado durante años el cine, más que con los eventos históricos que inspiraron su nombre, cuando en el Siglo XIX los recién estadounidenses estaban expandiendo la frontera de su nación a la costa pacífica.
El cine de vaqueros es encantador: por primera vez, mostró en pantalla un mundo “salvaje” en el cual cada quien puede tomar la justicia por sus propias manos, puede hacer alianzas y romperlas y puede recorrer destinos lejanos en busca de una hazaña.
La industria de Hollywood notó esta afinidad del héroe vaquero con el público muy rápido, en 1934, cuando se dieron cuenta de que las historias no solo conmovían, sino que podían inclinar a la audiencia a comportamientos al margen de la ley. En respuesta, los productores de cine y el partido republicano crearon el Código Hays, según el cual todas las películas debían responder a un estándar de decencia y aptitud para el público.
Así comenzó una era dorada de cine western donde el vaquero bueno siempre le ganó al malo, durante poco más de 30 años hasta que la audiencia estadounidense se saturó y en el resto del mundo comenzaron a descubrir estas historias, sin el Código Hays. Así, en nuevas fronteras comenzó a rodarse un cine “a la americana” que en ocasiones, lo único que tiene de estadounidense es el protagonista y la trama.
Descubran por qué reconocemos más a Clint Eastwood que a Jhon Wayne, y recordamos más El Bueno, El Malo y El Feo (1966) que El Gran Robo al Tren (1975).
Agradecimientos especiales a André Didyme-Dôme Fuentes.