Cine colombiano: 'Ganges, un viaje por los sentidos del agua'
"El Ganges es la columna vertebral material y espiritual de la civilización India..." "Es el río más importante del planeta" se escucha en el tráiler de Ganges, un viaje por los sentidos del agua, documental realizado por un grupo de colombianos encabezados por el director y guionista Roberto Restrepo, quien junto a Talia Osorio dirigió esta pieza rodada en India a lo largo de tres meses. Ana Milena Piñeros es la productora asociada e investigadora, y los tres hablan de la llegada a salas de su película desde el próximo 6 de junio.
Ganges, un viaje por los sentidos del agua es un viaje lírico por el Ganges, el río más reverenciado y a la vez uno de los más amenazados del planeta, que ofrece una perspectiva única para pensar la crisis ambiental global provocada por el hombre.
"Si continuamos pensando así, no tenemos más de cien años como especie para vivir en el planeta."
El documental, resultado de una aventura cinematográfica, sigue el recorrido de tres meses desde la Cordillera del Himalaya hasta su desembocadura en Sundarbans, el manglar más grande del mundo, mezcla crudas realidades con belleza, espiritualidad, tradiciones milenarias y presenta además algunas propuestas para enfrentar el cambio ambiental global. Y cuenta además con la participación de grandes personalidades del círculo ambiental, expertos en el Ganges y en el tema del agua.
Previo al estreno de la película documental que llega a las salas de cine este 6 de junio, Restrepo (RR) y su compañera de fórmula, Ana Milena Piñeros (AP) hablan:
¿Por qué eligieron el río Ganges para hablar de los estragos del cambio ambiental global?
RR: Hay razones concretas que lo convierten en el río por excelencia del planeta: es el más reverenciado y del que más gente depende. Además, es la cuna de la civilización más antigua del planeta aún vigente. A pesar de su importancia, este río está sentenciado a desaparecer por el derretimiento de los glaciares que lo alimentan, según serios estudios científicos, y esto puede ocurrir en menos de 100 años, según los pronósticos.
Por otro lado, los colombianos tenemos el derecho y el deber de hacernos una visión del mundo, desde acá, con una mirada que corresponda con nuestra realidad, que por demás tiene mucho en común con la de India. Somos globales, pero la realidad no tiene que venir contada siempre por los otros que siempre nos la han mostrado.
AP: El Ganges es un ejemplo aumentado de lo que pasa en el resto del planeta: recursos hídricos altamente amenazados, cambio climático, pérdida de biodiversidad y de sus formas de conocimiento y aprovechamiento de tradiciones, entre otros.
Ustedes expresan los procesos de la naturaleza en términos de ciclos ¿podrían contarnos qué ciclos marcan la película?
RR: La película sigue el ciclo del Ganges. Si bien para los occidentales no hay nada más lineal que un río, pues empieza en un punto y desemboca en otro. En este caso el ciclo del agua es muy evidente; el Ganges nace en los glaciares del Himalaya y desemboca en el mar, el agua se evapora y retorna al Himalaya donde el agua se congela y es liberada durante el verano alimentando el cauce del río. Infortunadamente, este ciclo se rompe por el calentamiento global, debido a que el agua evaporada no vuelve a congelarse. Míticamente, ecológicamente, y en términos de la estructura de la película, el río y la historia son un ciclo: la película termina con el mito con el que empieza, al igual que el curso del río.
AP: Esto es fantástico. En el plano ecológico el llamado es a pensar en términos de procesos, de ciclos, a defenderlos. Las plantas, los animales, todo lo que vemos interactúa en procesos ecológicos, que hacen posible y sostienen el funcionamiento de los sistemas.
RR: Hay un punto muy interesante y es que los sistemas naturales reciclan la materia que interviene en esos procesos. Por ejemplo, una vaca come pasto, defeca, la boñiga se vuelve abono y el pasto que crece otra vez la vaca se lo come y así sucesivamente. Los procesos naturales son cíclicos, sino, el sistema peligra de colapsar entre los desechos que no metaboliza.
Dentro de este proceso cíclico, en la India el concepto de basura y reciclaje del que tanto se habla hoy, es diferente, digno de convertirse en modelo para nosotros…
RR: En cierto sentido sí. Ellos creen en el alma, el alma es lo que reencarna, y por malo que uno haya sido, no terminará en lo que podríamos considerar el ‘basurero del más allá’. Incluso, si uno ha sido perverso va un tiempo al infierno, sale y reencarna de nuevo. O sea, el alma se recicla, regresa para purificarse y tener una nueva oportunidad. El destino de las cosas es sumirse con la totalidad, y en ese proceso se reciclan infinitas veces. Ser resarcido es el destino de todos. Nada es desecho ontológico. La materia circula por el proceso completo, de lo más impuro hasta lo más puro, y este ciclo compromete la totalidad de la realidad.
A pesar de que se podría describir como un documental ambiental, ustedes parecen ir mucho más allá, es como una invitación a analizar diferente la situación…
AP: Sí. Hablamos de mirar la situación actual desde lo profundo. En el documental tratamos de entrelazar las dimensiones ecológicas, sociales, culturales y espirituales en relación con el río, en una visión holística de la realidad.
En el documental se siente que el Ganges, como ente independiente, no es el protagonista también lo es el ser humano…
RR: Yo pienso que es el primer documental del Ganges con una visión que desde las ciencias ambientales y ecológicas se denomina socio-ecológica. Todo se encuentra integrado. Es una postura holística, no antropocéntrica. El antropocentrismo nos llevó a una crisis; solo una visión holística puede salvar lo humano, pero ya no viéndonos como el centro de lo creado y con permiso de usar cuanto tenemos a mano sin restricciones.
¿Cómo lograron acceder a las entrevistas con ‘celebridades’ del universo ambiental, expertos en el Ganges y en el tema del agua?
RR: Fue una cosa sorprendente. Son personajes de primera línea. Algunos cobran por conferencia más de 30 mil dólares. Les escribíamos contándoles sobre el documental y pidiéndoles la entrevista y nos aceptaron.
¿Dónde nace la conexión de ustedes con la India?
RR: Cuando estudiaba filosofía empecé a hacer yoga (2001). Sentí cosas bonitas. Pensé en conocer esa cultura y entenderla mejor. Estando allá descubrí que aparte de los aspectos espirituales existen otras manifestaciones sociales y culturales muy interesantes.
AP: Más que con India o con el Hinduismo, la relación con la naturaleza ha sido un camino de búsqueda espiritual. Estudié ecología y siempre he sentido la presencia de Dios en la naturaleza. En este momento reflexiono mucho sobre la necesidad de una transformación desde adentro, desde el corazón.
¿Un filme tan cuestionador y motivador hacia el cambio como lo es Ganges, qué les aportó en lo personal?
AP: Para mí trabajar en lo audiovisual era nuevo, así que gané en el hecho de poder aportar desde la investigación, desde lo científico a una creación artística, que como forma de divulgación de información tiene un gran impacto en términos de alcance. Cumplí un sueño.
RR: La película hace parte de un proceso personal difícil de describir. Comenzó con el yoga y me ha llevado a preguntarme cómo vivir sin generar tanto impacto ambiental y social, a cómo tener una actitud más humana, a reflexionar sobre cómo ser un mejor habitante del mundo, tanto en términos ambientales como sociales. Es un proceso de transformación que te va sensibilizando, cambiando de a poquitos. Por mencionar algo que parece una bobada: yo antes duraba una hora bañándome, ahora lo hago corto y muchas veces con agua fría.
Su gran mensaje en este documental…
RR: La escasez de agua la vivimos aquí y ahora, no es un problema futuro, y lo esencial no es responsabilizarnos unos a otros, pues todos somos copartícipes del problema. El cuestionamiento esencial es cómo actuaremos, cómo podemos ser la mejor versión de nosotros mismos en términos de convivencia ambiental y social, entendiendo que la sociedad es nuestro primer medio ambiente.
AP: En un mundo global donde lo que ocurre ‘allá’ nos afecta ‘acá’, Colombia no escapa a la crisis. En nuestro territorio la reducción de masas glaciares mantiene una tendencia del 56 por ciento, eso significa que en 30 años estarían solo en imágenes. Y si bien en nuestro país las ‘fábricas’ de agua no son propiamente los glaciares, sino los bosques del Amazonas y los páramos, estos tampoco son ajenos a las consecuencias del cambio ambiental global.