'Choibá, un viaje profundo', una película colombiana sobre el poder de las ballenas
Con imágenes sublimes de la inmensidad de un océano que se funde con la arena y una selva espesa que se erige sobre el mismo, la voz de una mujer comienza a hablar sobre el mar como el reflejo del cosmos. Dice que las ballenas son el destello de las estrellas del universo, mientras que una imagen cenital que deja ver la piel lisa y negra de una de ellas, permite observar también unos puntitos blancos, como salpicaduras, sobre su superficie. Un piano que se cuela a la narración, mientras se menciona que su canto es el resonar de los planetas en el corazón, se hace cada vez más rápido. A esto le siguen imágenes de personas respirando profundo, unos ojos cerrados, una ceremonia en la noche donde el fuego está en el centro y una mujer que baila con un vestido blanco que ondula con el aire. Luego es ella, quien se sumerge, cual sirena, en la vastedad de ese otro universo que pocos conocemos.
Choiba, un viaje profundo es poesía plasmada en el séptimo arte. Es la historia de Sebastiana, una mujer cercana a los 60 de edad que se entrega a un mar de interrogantes donde cuestiona su propio ser hasta adentrarse en lo más profundo del océano pacífico para lograr el encuentro frente a frente con la gran ballena yubarta, reflejo de su propio ser. Es un viaje sobre nuestro propio ser natural y una reflexión sobre nuestros más profundos temores y amores.
La película producida por Canoa Films en cooproduccion con Ruge Films y Gaia Entertainment y con el apoyo del Colegio Virtual Siglo XXI, Destino Pacifico, FundaciÓn Yubarta y Satena, es dirigida por Simón González Vélez, producida por Carlos Enrique Londoño Sánchez, Andrés Quintero Campos y Felipe Ibarguen. Este es el mismo equipo que estuvo al frente de Jaguar, voz de un territorio y junto a esta nueva entrega que será lanzada en junio del próximo año, hace parte de una trilogía que involucra animales de la tierra (jaguar), del agua (ballena) y del aire, elemento que se tratará en un nuevo largometraje con historias del águila y el cóndor.
De acuerdo a Simón, quien explica que esta película va en un 70% de su producción, más que un trabajo que hable sobre la ballena desde la parte científica o antropológica, esta busca conectarnos emocionalmente con ella, para recobrar nuestra esencia natural como seres humanos. Para recordar que también somos parte de la vida, somos la vida misma.
“Choibá, un viaje profundo nace cuando estábamos terminando la película del jaguar. En este momento tengo la posibilidad de viajar al Pacífico con mis tres hijos y mi esposa y tenemos una experiencia muy marcante, delicada y peligrosa en una lancha cuando queremos ver ballenas. Acá se apaga el motor donde no se debe apagar y las olas son muy grandes. Nos sentimos muy vulnerables. Afortunadamente un indígena katio se da cuenta y aparece de la selva como si nada, cual ángel, a salvar en ese momento la situación”, cuenta.
Al regreso de su viaje, dice, que decidió contarle a “Quique” (Carlos) todo sobre Choibá: un espacio lleno de vida ubicado aproximadamente a dos horas de Nuquí en lancha, hacia el sur del Pacífico. “Allá hay muy poca o nada de civilización y vive una mujer resguardando un territorio muy importante. Ella es la que nos inspira a seguir este viaje, por su conexión tan valiosa con las ballenas. Y el lugar, claro…donde la vida todavía es muy pura, incluso hay jaguares por toda la zona, o sea, es muy salvaje y muy virgen”, explica.
Así, viendo la posibilidad de construir una historia tanto desde el miedo que produce enfrentarse a territorios no domados por los humanos y desde el amor que genera ver tanta vida, se empieza a tejer la película.
“Es un recorrido que comenzamos a plantear desde el origen, donde nacen las ballenas en las costas de Colombia, en esta zona del Pacífico, hasta la Antártida. Hemos decidido seguir este recorrido de la ballena yubarta que va tejiendo todo un conocimiento: va a alimentarse hasta abajo hasta las frías aguas de la Antártida y regresa nuevamente. Su canto logra llevar al ser humano a unos estados de conciencia y a unos mensajes muy bellos, que eso es lo que hemos estado tratando de entender para venir a compartir”, dice Simón.
Esos mensajes de los que habla tienen que ver con lo que desde Canoa Films han intentado plasmar en sus producciones: unos viajes introspectivos que los han marcado bastante. Carlos lo ejemplifica así: “cuando empezamos a hacer 'Jaguar', a los 30, 35 años, conocimos a este animal que es más solitario, más fuerte, le toca duro en la selva, está solo. Para alimentarse le toca guerrearla, luchar y por ejemplo, en mi caso, tuve un divorcio que fue muy duro y hacer esta película, para mí, más que hacer cine, era ir a conectarme”.
Por su parte, Simón, lo describe como un regalo de pandemia. “Este animal se cruzó precisamente con este momento, cuando todos estábamos muertos de miedo en nuestras casas y sentíamos temor hasta del vecino. Eso ha pasado con el jaguar hace muchísimo tiempo: sí anda, lo matan, le están acabando su territorio y hay un acecho constante", dice.
Y ese animal, agrega, con su templanza, mantiene el equilibrio entre todos los ecosistemas. "No coge más de lo que necesita, es muy preciso, muy cauteloso, no entra en una pelea nunca a no ser que sea realmente necesaria, mientras que nosotros los seres humanos gastamos nuestra energía en una cantidad de cosas y en un sin sentido. El jaguar es realmente impecable a la hora de caminar, no deja huella en ningún lado: es un ejemplo de vida”, explica.
Con la ballena, explica Carlos, hay otra atmósfera. “No solo porque es el Pacífico, sino porque hay otra sensación, otro trabajo, otra narrativa: la ballena anda en manada, es noble, es profunda, canta y yo siento que en Canoa Films nuestro grupo es así y en mi estado, en mi parte de la vida, siento que he crecido, he andado”.
Esa conexión de ellos hacia las raíces, hacia el pensamiento ancestral, el pensamiento indígena, que es el mismo pensamiento de la tierra, los ríos, las montañas, es su guía. “¿Qué pasa en el ser humano realmente cuando tiene la posibilidad de acercarse tanto a las ballenas, de estar en el agua con ellas, de tenerlas en los sueños constantemente y entendiendo que su canto es el mismo sonar del viento? Uno dice wow ¿quién me está hablando realmente? ¿Qué es lo que está pasando?”, se pregunta Simón.
Estos lugares como Choibá, dice, permiten ese grado de conexión y ahí es cuando comienza a llegar el aprendizaje. “Un día yo escuchaba a Andrés, el director de sonido, y decía algo muy bonito: y era que lo que él había aprendido de la ballena era la respiración consciente. Tú ves estos mamíferos acuáticos, que son los más grandes, y la vida de ellos se la pasa en un trabajo de apnea”, dice.
Para él, que ha estado aprendiendo sobre esta técnica de retención de la inhalación, es clave entender qué pasa con el ser humano cuando logra hacer esto y mantener el silencio interno, que es lo mismo que ocurre cuando para y toma grandes bocanadas de aire. En el mar, dice, esto se traduce en respirar lento para adentrarse a 10, 20, 30 metros a pulmón. Pero, eso, puntualiza, “no es solo adentrarse en el fondo del mar, sino dentro de uno mismo”.
“Con esto, logras ser más consciente de la vida y al estar consciente de la vida, te conectas directamente con la gratitud y de ahí se desprende una consciencia sobre quién es el árbol, de dónde viene la semilla y otra vez vuelve a unirse esa consigna de que somos naturales y es eso lo que necesitamos mantener vivo y presente en los pensamientos”, explica.
Para retratar esas profundidades donde viven estos seres místicos y ese trabajo meditativo con la apnea, dice Vélez, están trabajando en esta producción con Sofía Gómez, campeona mundial de apnea colombiana. Ha sido maravilloso, explica, entender con ella también cómo llevar ese aprendizaje a lo cotidiano.
Y es que precisamente tal como el jaguar les dejó ese aprendizaje, la ballena lo ha hecho con su canto, su forma de respirar, meditar y sumergirse en lo más profundo del océano, aún cuando está oscuro, aún cuando no sabe qué van a atravesar. Estos aprendizajes, explican ambos, los han potenciado varios abuelos de varias comunidades indígenas con los que han conversado, reconectándolos con lo esencial.
“Desde las tradiciones y las comunidades indígenas se entiende que los mismos animales son gente y que podemos llegar a entablar comunicación con ellos. Eso son los animales: mayores. Son los mayores a los que buscamos acercarnos, los amigos que uno quiere tener cerquita”, dice Simón, como recopilando todo ese amor con el que Canoa Films se acerca a estos seres maravillosos que tanto tienen para enseñarnos.
Para conocer más sobre esta película que será lanzada en junio del próximo año, pueden seguirla en su canal de Instagram o de Facebook.