Caravana Radiónica Monumental
Diariamente la Caravana Radiónica recorre la ciudad de Bogotá acompañando y saludando a usuarios que transitan sus calles, rebosan sus andenes, colman sus edificios y de algún modo le dan vida desde muy tempranas horas a la capital del país.
La Caravana Radiónica es testigo de esos rutinarios recorridos que hacen sus habitantes, quienes con el afán propio de las grandes ciudades, olvidan que Bogotá tiene cerca de medio milenio de existencia y que su historia se puede observar tan solo con el ejercicio de levantar la mirada.
Balcones coloniales, calles angostas y adoquinadas, Iglesias de arquitectura europea del siglo XV o XVI, avenidas con nombres ilustres, bustos, estatuas y monumentos de grandes personajes del acontecer de la ciudad y el país, indican a propios y extranjeros que estamos en Bogotá.
Esta semana (del 17 al 21 de marzo) la Caravana Radiónica inicia un recorrido por esos sitios emblemáticos, representativos, y simbólicos, que paradójicamente, y frente al raudo correr del tiempo, parecen haberse vuelto anónimos.
Para entrar en materia, recordemos el Acuerdo 26 de 1.937 del Concejo de Bogotá, firmado para celebrar el IV Centenario de la fundación de la capital, "por el cual se dispone erigir un monumento a Gonzalo Jiménez de Quesada con motivo del IV Centenario de la Fundación de Bogotá".
Este monumento fue erguido, y todavía sigue en pie, en la Plazoleta del Rosario, ubicada en la Carrera 6 con Calle 13, o Avenida Jiménez, para que el "Adelantado Gonzalo Jiménez de Quesada (...) ejemplar histórico que por sus múltiples atributos de hombre de armas, de letras y de leyes, por sus excepcionales dotes de acción, de energía inquebrantable y de organización", fuera "acreedor a la más imperecedera recordación de las generaciones".
Pero esta imperecedera recordación pareciera estar a punto de perecer. Son muy pocos los capitalinos que reconocen en el fundador de Bogotá, el “Adelantado Gonzalo Jiménez de Quesada”, un ejemplar histórico digno de recordación. O al menos así se entrevé al visitar dicho monumento por el que se pagó la suma de $50.000 pesos moneda corriente en una época en que la moneda no era tan corriente.
Fotos: Juan Ricardo Pulido.
Habitantes de la ciudad, visitantes y turistas, transitan el lugar sin considerar la importancia del hombre que allí es homenajeado. Es probable que desconozcan la historia del personaje, que no tengan tiempo suficiente para buscar la pequeña y casi secreta placa que le bautiza; o igualmente probable es que no se sientan cercanos a un español que visitó nuestras tierras y que, según narran los textos, saqueó poblaciones grandes y pequeñas, escudado en lo que se conoció como la “justa guerra”, que de justa por supuesto no tenía mucho.
De cualquier modo, el 6 de agosto de 1.538 Gonzalo Jiménez de Quesada declaró la conquista del territorio en favor de los reyes de España, y fundó lo que hoy conocemos como Bogotá.
Este monumento como muchos otros representa nuestra historia, mala o buena es nuestra, da cuenta de lo que somos, de nuestro origen, de nuestra cultura, de nuestra identidad.
El estado deplorable de algunas de las cerca de 800 estatuas que tiene Bogotá, son muestra también de lo que somos; ciudadanos con cierto grado de desinterés por el bien público, que hemos permitido el irrespeto por estos bienes y hemos sido culpables, al menos por omisión.
El monumento a Gonzalo Jiménez de Quesada es tan bogotano como la changua, como el sombrero y la sombrilla, como La Catedral Primada, o como Millonarios y Santafé, sencillamente porque nos representa, es símbolo de lo que somos y por tanto debería ser valorado y respetado, tanto por bogotanos de pura cepa, como por los foráneos que han sido acogidos en esta fría y monumental ciudad.
*Texto del Acuerdo 26 de 1.937 tomado de alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=7618