Así fue ver a Rancid por primera vez en Bogotá
La agrupación estadounidense Rancid aterrizó en Bogotá para ofrecer su primer concierto en Sudamérica, a continuación les contamos los detalles.
Desde los inicios del Festival Estéreo Picnic decenas de propuestas de pop, rock, electrónica, indie y sonidos colombianos han inundado su programación, sin embargo, desde el año pasado el punk ha logrado colarse con bandas legendarias en lo que al género se refiere. En 2016 fue Bad Religion y este año el turno fue para Rancid que llegó a marcar un precedente en la historia de los conciertos en Colombia.
Desde un poco antes de las 8 de la noche el escenario 2 del Festival empezó a recibir una gran cantidad de crestas y chamarras de cuero que esperaban ansiosas por la primera visita a Colombia, en 26 años de existencia, de esta legendaria banda norteamericana.
Con Radio y Roots Radical, los nativos de Berkeley, California, entraron pisando fuerte y dejando claro que su presentación no sería una apología a la nostalgia si no una demostración de cómo las letras y el sonido de su generación aún puede ser vigente e inspirar a los más jóvenes a resistir y buscar un cambio en su realidad social.
La estructura con carpa del escenario fue un detalle importante que hizo sentir aún más especial el show y recordó esos espacios cerrados llenos de sudor, pogo y energía tan característicos de los toques de punk tradicionales donde se gestaron las primeras ideas de autosostenibilidad y lucha por los derechos a nivel mundial.
Ante un público eufórico fueron desfilando canciones como Olimpia Wa, Salvation, Honor Is All We Know y su reconocida Time Bomb, las cuales una tras otra llenaban a sus emocionados y eufóricos seguidores de amor, respeto y ganas de no parar de bailar, saltar y gritar.
Tim, Lars, Matt y Branden son la prueba viviente de que el rock and roll y el punk no son modas pasajeras que pueden ser tomadas y distorsionadas por quienes se topen con ellas si no que son un estilo de ver el mundo y tomar una posición frente a él. Su entrega hacia la música y su ideología y el respeto hacia el público son la muestra de que el punk es mucho más que la violencia y el odio por el que han sido estigmatizados durante tantos años. Lo anterior se hace aún más tangible en un festival como el Estéreo Picnic donde fueron capaces de convivir con fanáticos de géneros muy distintos sin crear discordia o disturbios.
Como fanático de la música y la cultura que esta crea a su alrededor, es un orgullo haber saltado, coreado y presenciado un espectáculo como el que dio Rancid en Bogotá. Esto, sin duda, me deja mucho más inquieto (y estoy seguro que no es solo a mí) por trabajar para crear conciencia sobre la equidad y el respeto a la diferencia. Rancid marcó un precedente con su mensaje y ahora es nuestro turno de demostrar que su esfuerzo por buscar un mundo justo ha valido la pena. ¡Qué viva el pogo!