Concierto Radiónica 2021: Briela Ojeda
Briela Ojeda siempre sonríe mientras canta. Frente a un micrófono, solo necesita su guitarra y su versátil voz para lograr calentar los corazones que la escuchan e iluminar las tinieblas que a veces acechan nuestras almas. Sus canciones juntan la magia del frío viento de los Andes, con la nostalgia que acompaña el paso de los días y la dulzura de su personalidad para lograr un hechizo musical sanador.
Nacida en Londres, pastusa de corazón, diseñadora industrial de profesión, tarotista por convicción y cantautora como su madre, desde el 2019 la voz de Briela ha ido resonando cada vez más fuerte. Ese año, después de un largo viaje por Sudamérica, lanzó Sodot a Rama, su primer EP de cinco canciones, que dejaron ver ese lado juguetón y poético que hace único su canto.
Estas composiciones hechas solo con su guitarra, no tienen un hilo conductor, cada una tiene su propia vida rítmica. Algunos rasgados movidos y alegres se unen con arpegios dulcemente lentos y algo tristes de cuentan historias de niñas traviesas, seres enamoradizos y oráculos que seducen a la luna.
Pero más allá de la música, las composiciones de Briela tienen un elemento especial, una magia atrapante que juega con fuerzas que a veces se mueven en el mundo de los sueños y a veces se manifiestan en este plano existencial. Y esta exploración de la magia se siente con más fuerza en Templo Komodo, su primer LP lanzado en 2021 bajo el sello In-Correcto.
Musicalmente en este álbum mandan los arpegios de guitarra, los cuales son hipnóticos y llevan de forma perfecta el sentimiento que produce el disco. Que es una especie de dualidad entre el frío y el calor. Entre la tormenta y la calma y entre la felicidad y la tristeza. Cada canción muestra una serie de fuerzas que más que pelear entre ellas, se complementan.
Canciones como “Búhos” hablan de hechizos que retumban en el onírico; cantos como “Doña Justicia” que entre su belleza incluyen una voz política que llama a la inquietud y el movimiento; también hay añoranzas que honran a las antepasadas y sus saberes como “Luna Munay” y uniendolo todo está la honestidad y crudeza de Briela que brilla como un cuarzo contra la luz.
Pero tal vez uno de los elementos que más conmueven de la música de Briela, es que a pesar de vivir desde hace varios años en Bogotá, el sonido de Nariño se siente con mucha fuerza. El golpeteo del bombo andino, el atrapante ritmo del bambuco sureño, las palabras que se usan en Pasto, se mueven entre las notas de canciones como “Quesquerés” para darle el último toque especial que hace tan rica y reconfortante su presencia musical.
En 2021 Briela también se unió con La Muchacha para crear a Las Mijas proyecto en el que unen la fuerza de sus voces y sus guitarras del que hasta ahora solo conocemos “Se va, se va”, un amoroso y doloroso canto de despedida.
Y es así es la música de Briela Ojeda, que constantemente nos hace enfrentar la luz y la oscuridad de nuestros seres. Pero no como algo malo, sino como algo que convive, que nos forma y nos complementa con una tercera fuerza muy importante, la vida.