El Teatro Corfescu de Bucaramanga baja el telón
Pese a los esfuerzos, cada vez se reducen más los espacios para la cultura y el entretenimiento en la ciudad bonita. El Teatro Corfescu cerrará sus puertas a mitad de año.
Quiere evitarlo, pero no logra contener las lágrimas. Sandra Barrera, directora ejecutiva de la Corporación Festival de Cuenteros y del Teatro Corfescu, anuncia con tristeza que este escenario, protagonista de arte y la cultura en Bucaramanga y su área metropolitana, dejará de funcionar el próximo 10 de junio en medio de una fuerte crisis financiera y la falta de apoyo de la ciudad a este tipo de espacios.
Este lugar, ubicado en la Calle 34 # 26-46, ha sido durante seis años el punto de encuentro para artistas locales, nacionales e internacionales que han venido a la ciudad bonita a demostrar su talento en variadas artes como teatro, música, cuentería, comedia, danza, entre otros. Sin embargo, pese al gran aporte que sus actividades han brindado a esta zona del país, el desinterés por parte de instituciones públicas y privadas, además de la falta de aceptación por parte del público, han generado una deuda que asciende los 350 millones de pesos y que aumenta con cada día de funcionamiento.
“Desde el año 2011 que abrimos las puertas de este lugar, hemos estado implementando muchas estrategias para que este teatro se mantenga en marcha, pero ha sido un trabajo muy difícil. Nos duele perder este espacio que es importante para la ciudad, pero estamos tranquilos pues sabemos que mucha gente se ha visto beneficiada por nuestro trabajo, que hemos podido formar nuevos públicos e interesar a los niños por el arte a través de nuestros procesos. Sabemos y agradecemos a todos los que han sentido y apoyado este proyecto de corazón” expresa Barrera.
El Corfescu tenía como misión además recuperar el antiguo Teatro Analucía, único espacio tradicional de este tipo que se mantiene en pie en Bucaramanga y que fue escenario vivo de la cultura en la década de los años 60 en la ciudad.
El público en Bucaramanga no responde
Si bien es cierto que el sostenimiento de un espacio cultural de este tipo no deviene únicamente de su éxito en taquilla, un factor importante que lleva al cierre de este espacio, así como muchos otras casas culturales e instituciones de este tipo, tiene que ver con la indiferencia de los bumangueses frente a estas formas de entretenimiento.
Tal como lo expresa esta gestora cultural, en Bucaramanga “el público no tiene el hábito de asistir, además que no queremos ni estamos dispuestos a pagar por el arte, queremos todo gratis. Lloro mucho la verdad porque le apostamos el alma a esto y aún así, sentimos que la ciudad nos dejó muy solos”.
Y así, el lugar que le permitió a Bucaramanga conocer a grandes comediantes, bailarines, actores y cantantes, hoy se prepara para cerrar su capítulo en la compleja historia de la gestión cultural de la ciudad. A menos que la audiencia se comprometa más con su asistencia y responsabilidad con el arte, será difícil consolidar un escenario saludable para la cultura en Santander.
Después de todo, tal como concluye Sandra Barrera, “hay mucha gente valiente que está haciendo gestión y tenemos que dejar la ingratitud que tiene esta ciudad con todo lo que hacen los gestores culturales en esta región. Una ciudad que no valora la cultura, es una ciudad que desconoce su propia historia”.