¿El impacto de las vacunas sobre el ciclo menstrual debería preocuparnos?
Talía estaba sentada frente a su computador trabajando como de costumbre cuando empezó a sentir pinchazos en el vientre. Ese día, como otros en los que tenía su menstruación, ya había tomado tres pastillas de acetaminofen. No sentía ningún efecto; al contrario, el dolor, cada vez era más agudo, se hacía insoportable. Sentía, dice, como si algo literalmente le estuviera “destrozando el útero por dentro”. Terminó llorando, impedida de concentrarse en un Excel que estaba llenando y diciéndole a su jefe que no podía trabajar así. Esta vez, tuvo que sumarle a su receta que antes era infalible, un Tramadol.
Todo esto, recuerda, ocurrió en septiembre del año pasado, justo después de ponerse la segunda dosis de Moderna. Pasaron aproximadamente 15 días desde que se la puso hasta que le llegó. A los dos meses siguientes, octubre y noviembre, le llegó sin dolor, dice, luego en diciembre no menstruo.
“Como yo no tomo anticonceptivos ni nada, sabía qué podía ser la vacuna. Luego, empecé a ver un sangrado super diferente al mío: eran como unas manchas de sangritas chiquitas, chiquitas, chiquitas y muy oscuras, cuando yo siempre he tenido dos días de mucho sangrado y luego va bajando”, recuerda la joven de 28 años.
Recientemente la revista científica Obstetrics & Gynecology, respaldó con una investigación testimonios como el de Talia y varias mujeres de todo el mundo que comenzaron a compartir en redes sociales que estaban notando cambios en su ciclo tras vacunarse. El estudio basado en datos de 3.959 mujeres estadounidenses que registraron novedades, durante seis meses en una aplicación, dejó ver ciclos menstruales ligeramente más largos después de recibir los biológicos, respecto a mujeres que no recibieron el biológico. El retraso, afirma el mismo, fue más pronunciado en mujeres que recibieron dos dosis durante el mismo ciclo menstrual.
Sin embargo, más allá de la evidencia, quedan algunas preguntas sin resolver relacionadas a la gravedad de estas alteraciones, sobre por ejemplo, cuándo debería ser este tipo de cambios un motivo de angustia y también sobre cómo deberíamos asumir esta información en una crisis sanitaria, cuyo control radica también en las vacunas. Para esto, desde Radiónica, quisimos conversar con Sandra Velez, ginecóloga obstetra, Master en Bioética y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia enfocada también en asuntos de salud pública.
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Lo que a hoy se sabe sobre la gravedad del asunto
“Luego de la primera dosis, noté un cambio en el color y la textura de mi menstruación, además, fue más doloroso ese ciclo. Los cólicos fueron terribles, especialmente porque yo no sufro de estos. Me sentía muy, muy, muy bajita de ánimo. La verdad no me parecieron tan raros estos síntomas, o sea, me hizo mucha lógica, teniendo en cuenta que había una sustancia nueva en el cuerpo y no me preocupa para nada porque ya volví a la normalidad”, María Paula, 28 años.
Para empezar es necesario entender qué se considera un ciclo normal o anormal menstrual. Esto dice Vélez, es bastante complejo porque es una pregunta que abarca casi que todo el estudio de la ginecología y es muy subjetivo para cada mujer. Pero hay unas generalidades que pueden ayudar a entender: un ciclo normal, explica, se basa en factores que varían bastante de mujer a mujer, como la duración del ciclo (28 a 32 días), la duración del periodo menstrual (3 a 7 días) y el volumen del periodo menstrual (que aunque es difícil de cuantificar, puede ir de unos 80 a 100 mililitros, unas seis a ocho cucharadas).
“Con la vacunación ya se ha visto que puede haber sangrado intermenstrual y alargamiento del ciclo. Es decir, puede que antes a una mujer le duraba 28 días en llegar y ahora 30 o 32 días. También puede haber un aumento en el sangrado menstrual”, dice la experta, antes de puntualizar que las variaciones que tenemos las mujeres a lo largo de nuestro ciclo no se diferencian en nada a las que se han registrado con los biológicos y que lo que es alentador en este panorama es que hasta ahora ya se ha evidenciado que estos cambios “son muy de momento”.
Parece que fisiológicamente no hay una causa específica, explica. Y dice que “algunos tienen la hipótesis de que esto puede ocurrir por la respuesta inmune de la vacuna”. Esto quiere decir que “esta puede llegar a causar algún tipo de respuesta en el eje hipotálamo-hipófisis, el cual es una estructura que existe en el cerebro y se encarga de regular toda la producción de las hormonas y finalmente causar una alteración en la menstruación”.
Algo de lo que muchos no hablan, dice, es que esta misma respuesta inmune que despierta la vacuna, es algo que produce el mismo virus del SARS-CoV-2. En palabras más sencillas: contagiarse de Covid-19, de otros virus y ponerse otros biológicos, puede llegar a producir alteraciones menstruales. Esto por la respuesta inmune de los mismos, que puede alterar el eje hipotálamo-hipófisis, encargado de regular las hormonas que a su vez se relacionan con la salud menstrual, dice la experta.
“La vacunación empezó apenas en los países de Latinoamérica, en febrero o marzo del año pasado, en Estados Unidos desde diciembre del 2020 y las descripciones que tenemos digamos que a un año es que son fenómenos reversibles, transitorios y que normalmente se regulan al tercer mes, esto no quiere decir que no hayan temas que se sigan estudiando, como su efecto en la fertilidad”, agrega.
Sin embargo, explica, hay pacientes, que puede que la vacuna les haya detonado una enfermedad de base o que tenían escondida. “A esa alteración por la vacuna, se le puede sumar otra alteración anatómica o una miomatosis. La paciente que persista con sangrados o irregularidades menstruales o que tenga un sangrado muy abundante, debe consultar con un médico. Ahí es donde nosotros hablamos de riesgo de peligro, pero no porque lo atribuyamos a la vacuna, sino porque precisamente vamos a buscar otras causas diferentes a la vacuna”, advierte.
Sopesar la información en una crisis de salud mundial
“Noté, a partir de septiembre, después de recibir la primera dosis, que tuve una alteración fuerte en mi estado de ánimo. Tenía cambios de humor repentinos y variación de 2 o 3 días en mi ciclo, así como un dolor de senos más drástico que lo normal”, Estefanía, 28 años.
Hasta ahora lo que hay son tres fuentes de información que se conocen sobre el tema y solo uno es científico: el estudio de Obstetrics and Gynecology, dice Vélez.
La segunda es una Encuesta Nacional que se realizó en España y que reportó de forma demográfica, alteraciones en aproximadamente 17.000 mujeres, en donde más o menos el 44% de ellas tuvo algún cambio en su ciclo y casi de 50% en su flujo vaginal, que a la lectura de la experta radica en esos cambios hormonales, producto de una respuesta inmune. El tercero es un registro del Reino Unido, que a través de una aplicación hace que todas las personas consignen los efectos post-vacuna que van percibiendo. “La última publicación fue a finales de enero y tenían como 30.000 pacientes con alteraciones menstruales, que ya habían vuelto a la normalidad”.
Todo esto, dice, nos muestra que ya hay un buen número de datos para darnos cuenta que los casos no son tan graves. Y dice que bajo su perspectiva no hay que bajar la guardia, pues si bien esto es lo que conocemos hasta ahora, no sabemos por ejemplo, los efectos de los biológicos sobre la fertilidad a largo plazo, por ejemplo.
“Pero hasta la fecha digamos que los datos son para que uno esté tranquilo, para no desanimarse frente a la vacunación ya que son cambios reversibles y hay que sopesar el riesgo y el beneficio de la decisión de vacunarse o no. Creo que se trata de poner en una balanza el hecho de que la vacuna puede causar una alteración menstrual o de que la vacuna me puede ayudar a evitar un desenlace fatal. La alteración menstrual es reversible, no tiene ninguna consecuencia y no me voy a morir, pero si me da un Covid grave, es una lotería”.