Colombia y la bicicleta en tiempos de Covid-19
El mundo vio por primera vez una bicicleta hacia 1817. Desde ahí, esta innovación de dos ruedas fue evolucionando con el paso de los años gracias al aporte de varias mentes creativas, hasta llegar a ser lo que conocemos en la actualidad: un vehículo de transporte impulsado por el esfuerzo muscular de las piernas.
Pero la bici no es solo eso. Es también una aliada para la movilidad sostenible, sustentable, segura y accesible. Y en Colombia, ante la pandemia representa una oportunidad para hacerle frente a los altos índices de contagio y a la transformación del espacio público en función del mejoramiento del transporte urbano.
Conversamos con varios agentes que impulsan el uso de la bicicleta en nuestro país para conocer su impacto en este año pandémico y para entender el auge de la imprescindible cicla en la actualidad.
¿Qué pasó con la bici en el 2020?
Cuando el confinamiento empezó hacia finales del mes de marzo, todo se detuvo y aun así el sistema integrado de transporte público de algunas ciudades del país operó de forma reducida, con una normatividad específica y con la misma sensación de incertidumbre que vivía la población ante la facilidad del contagio. Fue ahí cuando la bicicleta cobró mayor relevancia y entró a circular intensamente en las calles de las ciudades.
Por su naturaleza individual e higiénica, este vehículo cumple con la medida de distanciamiento social, lo que se traduce en la reducción del riesgo de contagio. Esta lógica fue rápidamente entendida por los biciusuarios y por los gobiernos locales, siendo Bogotá una de las primeras ciudades del mundo que brindó opciones para que los ciudadanos se movieran en ella al generar mejores condiciones.
Carlos Felipe Pardo, Asesor Senior de la alianza NUMO comenta que: “la tendencia que empezó a verse, fue el incremento gigantesco del uso de la bicicleta y la acción decidida de los gobiernos de generar la infraestructura para la gente que se mueve en ella. Por ejemplo, en Bogotá encontraron que el 13% de los viajes que se realizan durante la pandemia son en bicicleta, subió de un poco menos del 7% al 13% ¡Eso es muy alto!”.
Varias ciudades le apostaron a impulsar con mayor fuerza el uso de la bicicleta, sumándose con mayor ímpetu a las acciones que ya se venían realizando, sobre todo en lugares que la incluían en sus planes distritales de desarrollo.
Desde la visión de Juan Manuel Prado, Asesor Técnico en movilidad urbana sostenible en la Agencia de Cooperación Alemana en Colombia, GIZ las ciudades de Colombia: “siguieron los ejemplos de hacer ciclorrutas temporales, es decir, usar elementos que son muy fáciles de poner o quitar en la vía pública, redistribuyendo el espacio público”.
Evaluemos qué pasó en algunas capitales.
En Bogotá 2020 fue considerado el año de la bicicleta, se extendió con una red nueva de 84 KM totales de ciclo carriles, “el caso más importante es el de carrera Séptima, en ese corredor el uso de la bicicleta creció casi a un 40% y también, el aumento en la percepción de la seguridad vial, porque se dejó de lidiar con la cantidad de transporte público al tener un carril segregado para los ciclistas”, apunta Prado.
En la capital antioqueña, desde el mes de abril se declaró prioridad en el carril derecho de todas las vías de Medellín para que los biciusuarios se movieran con mayor seguridad, al igual que el fortalecimiento del sistema EnCicla.
En Cali se implementó el sistema de bicicletas públicas con el programa En bici me cuido con 100 vehículos no motorizados que fueron distribuidos en cinco estaciones.
En ciudades como Pasto o Barranquilla, pese a que se asignaron algunos carriles temporales y se realizaron algunos planes piloto por corto tiempo, estos fueron desplazados a ser proyectos de mediano y largo plazo.
Bucaramanga, por ejemplo, “no optó por hacer pruebas piloto en temas de ciclo infraestructura, ya que trabajó mucho el sistema de bicicletas públicas, potencializando mucho el sistema ‘Clobi BGA’. Lo que hicieron fue aumentar la prioridad en la construcción de unos KM de ciclo estructura que tenían pendiente”, comentó Juan Manuel.
Crecimiento del mercado
Paralelo al aumento en su uso, el mercado de este artículo registró una mayor demanda, sin embargo, hubo una menor oferta debido al impacto de las medidas de confinamiento que bloquearon toda actividad productiva en el mundo. Uno de los grandes acontecimientos en este campo durante el año que pasó fue justamente, la escasez de bicicletas a nivel global, un hecho sin precedentes.
Actualmente, los gigantes de la producción son China, Taiwán y Países Bajos, naciones que no dieron abasto con la explosión en la compra de bicicletas que dejó a las tiendas sin stock, ya que las ventas en el mundo se dispararon 81%, así lo indicó el periódico económico La República, mencionando también que esta demanda provocó un incremento en los precios de las piezas que hacen parte de la cadena de ensamblaje, con un aumento de entre 5% y 7% volviéndolo un mercado más costoso.
Carlos Felipe Pardo menciona que: “en este momento si como importador se pide un ‘container’ de bicicletas la respuesta a recibir es que no tienen bicicletas en lo que queda del año, y te dicen, que se contacten a final de año para que lleguen el próximo año”. Una anomalía para el sector que puso en jaque la producción, aun así, para el 2020 las importaciones de bicicletas en Colombia aumentaron un 11% en comparación al 2019, así lo señaló La Republica.
A nivel nacional, una de las actividades económicas exceptuadas durante el Aislamiento Preventivo Obligatorio del mes de junio de 2020 fueron aquellas relacionadas con la fabricación o mantenimiento de bicicletas, tanto en repuestos como en accesorios, lo que incrementó las ventas. Esta dinámica favoreció positivamente su comercialización, así lo destaca Juan Manuel Prado: “efectivamente junio y julio se convirtieron en los meses de ‘boom’ en la venta de bicicletas. En ese momento llegaron a tener ventas casi del doble de lo que hubiesen venido en un mes normal, igualando o superando las ventas de los mejores meses del año que suelen ser diciembre y enero”.
Foto Alcaldía de Bogotá
Aquí es necesario presentar un fenómeno inesperado e interesante que involucró a la bici al interior de los hogares , se trata del uso de los rodillos o simuladores de bicicletas para entrenamientos caseros. Este fue otro producto que se agotó a nivel mundial durante los primeros meses de la pandemia, con un incremento en sus precios de hasta el 100%, afirma Juan Manuel, quien expone el ejemplo de un rodillo que pasó de costar $2.000.000 de pesos colombianos, a $4.000.000.
El uso de estos elementos complementarios a la experiencia de montar en bicicleta fueron también el resultado de las alternativas que empezaron a generarse para continuar con el ejercicio físico en casa, creándose también un mercado de carreras virtuales, programas digitales y competencias directas con ciclistas desde cualquier lugar del mundo.
Pero a pesar de estos números aparentemente positivos, Pardo, de NUMO, plantea una incógnita: “Hay una hipótesis de alguna gente que dice que esto es una burbuja, y que lo que está pasando es una especulación de una demanda increíblemente alta y después se va a reventar y nadie más va a querer bicicletas. Entonces, las fábricas en China dicen que no incrementan la cantidad de producción para que en dos años no se queden con una fábrica más grande. Esa es una gran pregunta ¿va a reventar la burbuja en algún momento o si el sector continuará con una demanda excesiva y durante 10 años siga subiendo? Es difícil de predecir”.
El aumento de la bicicleta desde la perspectiva deportiva
Este deporte ha crecido fuertemente en los últimos años a raíz de figuras nacionales destacadas en el ciclismo internacional como Nairo Quintana, Rigoberto Uran, Egan Bernal, entre otros; lo que ha generado que más colombianos se suban a la bici.
Con estos antecedentes, la pandemia intensificó el crecimiento de forma recreativa, así lo argumenta Juan Manuel, ya que a través de una alianza entre GIZ y la aplicación Strava: “vimos como el efecto pandemia duplicó los viajes deportivos en ciertos periodos de tiempo, principalmente asociados a las cuarentenas. Cuando empiezan a ampliar los horarios para poder hacer deporte, de una hora a dos, hasta el momento en el que no hay restricción, se ve un crecimiento de usuarios nuevos que hacían uso de la aplicación”.
Esto es algo que no solo es notorio en las estadísticas sino que también en la cotidianidad de las vías del país, así lo manifiesta Gaby Quiroz, ciclista recreativa de Nariño e influenciadora deportiva: “hubo un impacto grande y un crecimiento porque las personas comenzaron a ver la bicicleta como una manera para salir del encierro, aunque había otras alternativas como salir a correr o a caminar, la bici se volvió más atractiva. Para quienes no podían hacer deportes en grupo como el fútbol, comenzaron a ver en la bicicleta una mejor opción. Hay algo interesante y es que cuando ya se podían realizar actividades físicas al aire libre, las personas se quedaron con la bici, algo que me parece muy positivo”.
La bici y sus beneficios para la salud mental
Hay un sinfín de razones para montarse en la cicla y rodar en ella. Entre estas: el mejoramiento del estado físico; las consecuencias positivas para la salud, cumple una función ecológica al disminuir la huella personal de carbono; tiene beneficios para el bolsillo ya que permite ahorrar dinero cuando es usada como medio de transporte; cuenta con la capacidad de ser un vehículo para socializar; si su uso se implementa como como políticas públicos puede generar un impacto positivo en la sociedad; en fin… sus ventajas son infinitas.
Pero durante este periodo, que en un principio estuvo marcado por el estrés, la incertidumbre y el miedo, una de las ventajas más apreciadas fue su capacidad para mejorar el estado de ánimo, actuando a nivel físico y psicológico, convirtiéndose en la llamada vitamina bici.
Pedalear trae consigo muchos beneficios para la mente, así lo explica el psicólogo deportivo de la ciudad de Pasto, Francisco Ortega: “el impacto más importante es a nivel neurobiológico, generando una especie de sucesos neuro bioquímicos que promueven enormemente a la salud mental de los biciusuarios. Hay una hormona que se segrega a la raíz de la pandemia, el cortisol, encargada de generar el estrés. Yo tengo muchos pacientes en consulta con ideación suicida a quienes les prescribo de manera ineludible el montar bicicleta”.
Esta hormona aumenta a medida que los miedos, el estrés y los problemas se apoderan de las personas, “la bicicleta inhibe la irrigación del cortisol en el cerebro, es decir inhibe el estrés”, menciona Francisco. Es decir que salir a rodar por 30 o 45 minutos tiene una reacción directa en el cerebro “por medio de la generación de dopamina, que es la hormona de la felicidad. Lo que traes consigo la estructura de la bicicleta es la segregación de la dopamina y la serotonina, la hormona encargada del sueño y el apetito”, finaliza el profesional.
Imagen tomada de Pexels. Autor: Pixabay
Pedalear es una terapia instantánea y casi mágica contra lo que nos genera malestar, despeja la mente y permite una visión más clara y objetiva de lo que pasa en el día a día. Con un amplio abanico de posibilidades, este vehículo conecta a su usuario consigo mismo en medio de los recorridos, pedalear genera un tipo de meditación en movimiento.
Ahora, hay escenarios que son gestores de salud mental de forma colectiva y estos muchas veces son promovidos por colectivos pro bici en las ciudades, favoreciendo a la socialización en medio de un contexto donde el contacto físico está, en teoría, prohibido.
Los influenciadores deportivos cumplen un papel importante para promover el uso de la bici, como es el caso de Gaby Quiroz, a quien le escriben diariamente para buscar con quien salir a pedalear.
Ella también ve este elemento un factor de inclusión para dar mayor participación a las mujeres: “a mí me parece genial cuando salgo a pedalear en vía que veo no solo grupos de hombres con una o dos mujeres, sino que veo grupos de solo chicas. Cuando una mujer llega a involucrarse en el mundo de la bici llega a ser más independiente, libre y autónoma porque tiene que enfrentarse a ese ‘chip’ de miedos que ha impedido que nos involucremos en actividades deportivas. La bicicleta es un símbolo de libertad e independencia”.
Una nueva normalidad implica una nueva movilidad que pueda favorecer la calidad de vida de los ciudadanos, no solo como medio de transporte, sino también en su uso deportivo y recreativo. A proposito de lo bueno que trae consigo la bici les recomendamos nuestro podcast "La Sonora Bicicleta" para conocer todas las historias que existen alrededor de ella.
A una nueva normalidad le corresponde una nueva movilidad
Desde las investigaciones adelantadas por NUMO en compañía de varias instituciones, la bicicleta se convierte en el medio de transporte más seguro para evitar el contagio del virus, porque: es 100% ventilado. Es natural preservar la distancia para evitar choques cumpliendo así con las medidas. Gestiona el comportamiento de los usuarios con respecto al uso de la mascarilla, la protección ocular y el silencio por sus dinámicas de movimiento. Y es un vehículo individual que evita el contacto con superficies compartidas.
Tengan en cuenta algunas recomendaciones básicas para rodar en tiempo de covid-19:
- Siempre utilicen casco, que sea una costumbre
- Revisar la bici antes de salir
- Nunca salgan sin hidratación y no compartan ni las caramañolas ni los alimentos.
- Evitar los eventos deportivos con una gran afluencia de personas
- No probar bicicletas ajenas
- Si se decide salir en grupo que estos sean reducidos y siempre respetar la distancia de 1 a 2 metros.
No cabe duda que durante el año pandémico se empezó a generar un círculo virtuoso de mayor uso de la bicicleta, mayor destinación de espacio y facilidades para andar, y al mismo tiempo, el mercado se activó muchísimo, la bici es la llamada a transformar la manera en la que nos movilizamos, es el vehículo del futuro.
Imagen tomada de Pexels. Autor: Nubia Navarro