Pearl Jam, estrellas más cerca de las estrellas
La noche, la luna y el cielo fueron testigos, y cómplices además, de una de las presentaciones más memorables en lo que va corrido del 2015. Desde Seattle, Estados Unidos, Pearl Jam impartió clases de cómo pararse en un escenario y hacer que el rock y la música literalmente movieran la tierra.
Fueron cerca de 3 horas de grunge en las que la Plaza de eventos del Parque Simón Bolívar, llena de miles de almas, se movió y coreó con himnos del rock noventero como Even Flow, Jeremy, Alive, Do The Evolution, Yellow Ledbetter (con la cual cerraron), entre otras. Con un Eddie Vedder enérgico (como de costumbre), potente, simpático, con un discurso preparado en español, el cual leía (o intentaba leer, muy bien a propósito) entre canción y canción; con un Mike McCready genio, virtuoso, con la guitarra como si fuera parte de su cuerpo; y con una banda esamblada prácticamente con los ojos cerrados, la noche bogotana presenció un verdadero show, desde sus ingenieros de sonido hasta los led de sus luces.
Y es que 25 años dándole a eso se tienen que notar. Más de dos décadas haciendo rock y viviendo de él fueron representados perfectamente frente a un público que respondió (y que tenía feliz a Vedder por cierto).
Sus teloneros, de Bogotá The Hall Effect, y de Austin, Texas, Spoon, dos agrupaciones que propiciaron un ambiente apropiado para recibir al 'tanque grunchero'. En medio del concierto, Vedder pidió aplausos para las dos agrupaciones previas y los felicitó por su sonido. ¿Qué Eddie Vedder mencione el nombre de tu banda? No tiene precio.
Este fue el Setlist de la noche:
El día internacional en contra de la violencia de género tuvo 6 embajadores más parados sobre el escenario. Todo Pearl Jam, con camisetas naranjas y con un mensaje en contra de la violencia contra la mujer, expresó su inconformismo con esta problemática social y por medio de su música apoyaron la fecha.
De 8 y media a 11 y cuarto de la noche una banda grande entre las grandes se presentó por primera vez en Bogotá y como era de esperarse, no defraudó. Madura pero sin rayar con la arrogancia. Con la experiencia necesaria para poder 'jamear' e improvisar en un concierto de esta talla. Sensible y amable con el público y con una interpretación la cual hicieron ver como si fuera cosa de niños.
El grunge está vivo y el 25 de noviembre quedó demostrado en Bogotá. Gracias Pearl Jam. Gracias por demostrarnos que aún quedan bandas legendarias que siguen haciendo las cosas bien